viernes, 20 de marzo de 2009

BUEN DÍA DOÑA SOFÍA


Buen día doña Sofía, ¿cómo van los nenes?, ¿cómo va el juancho?, ya grandote lo ví ¿y su esposo?, ¿sigue saliendo de madrugada?, dele un saludo de mi parte que hace tiempo no lo veo, hablamos en un momento que voy a la carnicería haber si hay novedades por allá.

El mismo barrio los últimos quince años me hace un experto en relaciones y conocimiento sobre el estado de ánimo de los demás, de vez en cuando me despabilo recorriendo el parque, la plaza, las calles roídas por el paso del tiempo y estas avenidas serpenteando la ciudad, un poco de esto, un poco de aquello, así pasan mis últimos días en la faz de la tierra.

Hola don Eugenio, ¿qué hace botado en ese rincón del callejón?, no me diga que otra vez se portó mal y lo mandaron ahí para que recapacite su comportamiento, ya le dije muchas veces que tiene que ser paciente con la nena de la señora, que aunque tenga un par de años solamente, es la dueña del hogar y usted un simple invitado, quisiera hablar un poco más pero ando un poco apurado.

Hoy hace un calor insoportable y a esta edad cualquier cosa ya molesta, un aire cruzado, una llovizna pasajera, un sol sofocante, los pibes correteando sin respetar a los mayores… si no fuera por doña Flor que me hace compañía y entiende, hace tiempo hubiera quedado sabe Dios en las manos de quien.

Esta calle sigue como hace años, la tiendita de don Pedro tan surtida como siempre, botando cosas que en otro lado no se ve, la verdulera doña Ñeca con su basura putrefacta que llega hasta el espinazo, mejor doy vuelta, quien sabe si el olor se impregna y luego me toca baño. Don Lucio ¿cómo le va?, ¿cuándo le echamos unas carreritas?, solo que esta vez la apuesta es doble, tiene que darle ese deseo a un pobre anciano y la oportunidad de recuperar esa pelota de trapo que ya en casa andan buscando como locos.

Cada día el mismo paseo, la misma gente, Huguito ¿y como así solo?, vaya, vaya a casa que deben estar preocupados, ¿cómo te sales así, no sabes que la calle es peligrosa para alguien tan pequeño?, vaya, vaya que lo deben estar buscando. ¿Qué habrá de comer hoy?, es la única preocupación que tengo, eso y que urgentemente me toca una arreglada y peluqueada general, esa es la vida de un anciano, un corto paseo, una visita a los amigos, una comida por aquí y de retorno al hogar, ah me olvidé presentarme… Heriberto el perro guardián de los Alcocer, un gusto ¿y usted?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este cuento siempre fue uno de mis favoritos por todas las ideas formadas en el transcurso de la historia y la sorpresa recibida al conocer el nombre del narrador.