PARTE I.
¿Cómo está La Paz?, gracias por los segundos que me regalas cada vez que alzo el celular y disco tu número, de noche, estos días han sido más llevaderos porque sé que estás ahí y todo y cuanto hago, os debo, por tanto, sin el menor reparo, thanks.
¿Porqué elijo estar solo sin realmente estarlo?, es una forma de vida, un camino que elijo sin el mayor remordimiento, porque a pesar que ella está a mi lado, es como si no estuviera y eso me consuela, sé que ella no lee este blog por lo tanto no se molestará. Es lindo escribir una carta mientras escucho a System of a down: Holy. Algo de ese submundo de las letras se ha impregnado desde siempre en mis venas y no he hecho nada por exorcizarlas.
Escuché hace un tiempo el dicho “soy el demonio favorito del diablo”, gran frase ¿verdad?.
Extraño los días de soledad en La Paz, cuando bastaba un minibús de a luca, treinta minutos recorriendo las serpenteantes calles, con subidas y bajadas, mientras la noche cae y se puede divisar un par de estrellas a lo lejos, cholitas al lado, el voceador en su rudimentario español aseveraba “naidies más jefe”, caminar e ir con las putas de siempre, los ebrios de siempre, los desputes de siempre y cuando llega la madrugada y si aún estaba con tres de mis cinco sentidos, caminar hasta la Pérez Velasco y comerme un sándwich de chola, bien picantito hasta que la lengua arda y rematar con un vasito de alcohol fulero, agarrando las paredes, no vaya a ser que las casas se caigan a mi paso, vomitando lo que mis intestinos se negaban a procesar, fumando un pucho mientras la voz se ponía ronca y respirar costaba, por el asma que llevo hace años, mierda, extraño mis burdeles, mis cantinas, mis imillas y mi música chojchera.
No, ya no recuerdo a Andy, son tantos años, ha debido cambiar un montón, Ana también.
Está ella, que me pide volver, empezar una vida juntos, ella que sigue pensando como hace diez años y yo acá, negándome a volver, a recurrir a la memoria del tiempo sabiendo que aún vivo en ella. Está también la de la foto, la que te la mostré y era mi refugio mientras estaba y no estaba, ¿sigue ahí?, no, de acá se fue hace tiempo y no he sabido más de ella.
De la puta System of a down, ahora escucho “Aerils”, de la madre las birlochas que se quedaron y que sus vidas son una mierda, tanto como la mía, salud por ellas, cuando esté por allá nos tiramos unas botellitas de vodka con agua y quedamos como la última vez, tirados en alguna discoteca de mala muerte, luego te acompaño a tu casa y ahí lo dejamos, ¿para qué recordar más verdad?.
En esta vida no eres nadie si no tienes auto y casa, si no puedes lucir tu ropa de temporada, la zoociedad te lo exige, me vale un rábano la puta zoociedad, me niego a usar zapatos como entonces y camino, camino porque así descubro sentido al tiempo y veo que las piedras están por donde voy. Changa, ¿te acuerdas de la fulanita que era mi pupila y que anduvimos un par de días hasta que terminé por lo más sano (no el trago)?, ¿qué será de su vida?, la última vez me llamó al día siguiente que salí del quirófano diciendo que justo a las doce de la noche aparecí en la puerta de su cuarto, viéndola con una mirada fría e inhumana. Me pregunto, ¿acaso alguna vez tuve una mirada caliente y humana?.
De entre todas, vos eres mi amiga especial, mi confidente, me has escuchado llorar, cantar, me has visto joderle los días a la vida, reír y hasta en mis momentos de vergüenza extrema, he dejado que me lances un putazo bien dado, todo, a vos te permito todo.
Santa Cruz, 29.11.10
¿Porqué elijo estar solo sin realmente estarlo?, es una forma de vida, un camino que elijo sin el mayor remordimiento, porque a pesar que ella está a mi lado, es como si no estuviera y eso me consuela, sé que ella no lee este blog por lo tanto no se molestará. Es lindo escribir una carta mientras escucho a System of a down: Holy. Algo de ese submundo de las letras se ha impregnado desde siempre en mis venas y no he hecho nada por exorcizarlas.
Escuché hace un tiempo el dicho “soy el demonio favorito del diablo”, gran frase ¿verdad?.
Extraño los días de soledad en La Paz, cuando bastaba un minibús de a luca, treinta minutos recorriendo las serpenteantes calles, con subidas y bajadas, mientras la noche cae y se puede divisar un par de estrellas a lo lejos, cholitas al lado, el voceador en su rudimentario español aseveraba “naidies más jefe”, caminar e ir con las putas de siempre, los ebrios de siempre, los desputes de siempre y cuando llega la madrugada y si aún estaba con tres de mis cinco sentidos, caminar hasta la Pérez Velasco y comerme un sándwich de chola, bien picantito hasta que la lengua arda y rematar con un vasito de alcohol fulero, agarrando las paredes, no vaya a ser que las casas se caigan a mi paso, vomitando lo que mis intestinos se negaban a procesar, fumando un pucho mientras la voz se ponía ronca y respirar costaba, por el asma que llevo hace años, mierda, extraño mis burdeles, mis cantinas, mis imillas y mi música chojchera.
No, ya no recuerdo a Andy, son tantos años, ha debido cambiar un montón, Ana también.
Está ella, que me pide volver, empezar una vida juntos, ella que sigue pensando como hace diez años y yo acá, negándome a volver, a recurrir a la memoria del tiempo sabiendo que aún vivo en ella. Está también la de la foto, la que te la mostré y era mi refugio mientras estaba y no estaba, ¿sigue ahí?, no, de acá se fue hace tiempo y no he sabido más de ella.
De la puta System of a down, ahora escucho “Aerils”, de la madre las birlochas que se quedaron y que sus vidas son una mierda, tanto como la mía, salud por ellas, cuando esté por allá nos tiramos unas botellitas de vodka con agua y quedamos como la última vez, tirados en alguna discoteca de mala muerte, luego te acompaño a tu casa y ahí lo dejamos, ¿para qué recordar más verdad?.
En esta vida no eres nadie si no tienes auto y casa, si no puedes lucir tu ropa de temporada, la zoociedad te lo exige, me vale un rábano la puta zoociedad, me niego a usar zapatos como entonces y camino, camino porque así descubro sentido al tiempo y veo que las piedras están por donde voy. Changa, ¿te acuerdas de la fulanita que era mi pupila y que anduvimos un par de días hasta que terminé por lo más sano (no el trago)?, ¿qué será de su vida?, la última vez me llamó al día siguiente que salí del quirófano diciendo que justo a las doce de la noche aparecí en la puerta de su cuarto, viéndola con una mirada fría e inhumana. Me pregunto, ¿acaso alguna vez tuve una mirada caliente y humana?.
De entre todas, vos eres mi amiga especial, mi confidente, me has escuchado llorar, cantar, me has visto joderle los días a la vida, reír y hasta en mis momentos de vergüenza extrema, he dejado que me lances un putazo bien dado, todo, a vos te permito todo.
Santa Cruz, 29.11.10