jueves, 29 de octubre de 2009

UNA DE TANTAS

Mi amiga Camélida (de las Flores y Margaritas cuasi marchitas) ha encontrado el amor y por tanto ha escrito un post de lo más sincero y cursi. Quien diga que un cambio de “estado civil” no influye en las letras creo sinceramente está equivocado, posiblemente no al grado de desmaterializar las ideas de una forma brutal, pero indudablemente lo hace de forma irremediable y hasta imposible de sentir una originalidad quizás creada artificialmente, al punto que nos damos cuenta cuando quienes leen lo escrito nos lo dicen en forma franca, sincera y sin anestesia.

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Otro viaje clandestino a La Paz, para descansar, estaré con el celular apagado y durmiendo día y noche (sin llegar al punto de convertirme en animal nocturno, cosa que tampoco descarto).

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Pese a que ciertas personas consideran que las óperas primas (cine) y obras primerizas, si bien son buenas, no deberían merecer más reconocimiento que el que sus lectores dan, considero que existen sobradas muestras de lucidez en dos autores nacionales (el orden es irrelevante): Rodrigo Hasbún y Maximiliano Barrientos. En ellos he descubierto aires nuevos que la tradicional literatura nacional nos ha estado dando (demasiado folklorismo e indigenismo). Mueran las vacas sagradas. Me daría vergüenza decir que leo y me atraganto con literatura universal, europea o la mierda que sea y no leo escritores nacionales, sería una vergüenza (conozco gente así que se vanagloria de haber leído autores hasta desconocidos, pero se les pregunta por un par de nacionales y andan más despistado que burro en panadería).

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Muchos se (nos) conformamos con publicar en el blog y dejar ahí los textos, a la de Dios, comentarios personales, “monerías familiares” como dije en algún post o un puñado de letras que parecieran tuvieran sentido, y si no lo tienen catalogarnos de excéntricos, locos o inventores de una nueva realidad que debería ser (pero no lo es) reconocida por más personas de las que verdaderamente nos reconocen (y leen). Publicar un libro no es ninguna fantasía o sueño irrealizable, claro juntando mis domingos, ja!, Dios mediante en las próximas semanas estaré lanzando algo por ahí, no es bueno adelantarse ni andar soltando la carcajada antes de ver al payasito, en fin.

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Una amiga anda en un estado de depresión constante y perenne y por tanto he llegado a preguntarme si esa situación es sana, he tenido épocas de decaimiento brutal y una agonía espiritual por demás evidente, sin embargo, siempre, (ojo), siempre hay una luz al final del túnel. Para ella, hay luz, simplemente hay que ver al lado correcto. No es sano lo que tienes y me parece que solo vos decides tu estado mental, no es la vida, no son los demás, es uno mismo. Tampoco es válido estar quejándose toda la vida de la desgracia que creemos es la vida con uno.

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He decidido que la vida personal es personal, por tanto (Jonás, si, vos desgraciado) no diré si sigo con ella, con una, dos o tres, el punto es que vamos ahí pasando el rato de la mejor forma posible, no se trata de cantidad, sino calidad. Viejo, asunto cerrado, ¿verdad?.

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Hoy se inicia un despute de cuatro días en La Paz, venga Ramona y pandilla, no hay miedo, respeto, si, miedo, no.

lunes, 19 de octubre de 2009

AÚN NO SABE

Sólo para fans 2 (Un cuento en que la ficción supera a la realidad)
Un extracto muy personal, demasiado


AÚN NO SABE


Asistía a clases con frecuencia moderada, se sentaba al fondo, al lado de la ventana que da al jardín y se perdía en recuerdos ausentes, manejaba la indiferencia como usual arma de defensa, deseaba conocerse a sí misma, hablar con nadie, tenía un miedo único a la presencia de todos, se sentía única, diferente, sencilla y exclusivamente extravagante. Venía de una familia disgregada, sus padres habían terminado la relación cuando ella cumplió doce, desde entonces creció junto a su madre y hermano mayor, como decían sus tías fue madurando entre paños, eso mismo hizo que creyera durante muchos años que nada malo le podía suceder, siempre estaba su familia para ayudarla, para protegerla, estudiaron en el mismo colegio y el refugio era él, su arma era él, no tomaba decisiones, no hacía caso a los demás, su hermano decidía por ambos, así se sentía tranquila, así fue creciendo.

Escuchaba música a escondidas desarrollando una imagen propia, exclusiva, extraña, le gustó el estilo gótico y rápidamente se identificó pero no la música ni el pensamiento que años más tarde recién entendió, era la vestimenta lo que le llamó la atención, a los dieciséis años renovó su vestuario, compró las blusas negras, las faldas y vestidos, los aros y collares, el lápiz labial, el brillo, los zapatos y mochila, todo negro, reflejaba su alma, su inocencia contenida, su rabia perdida, su silencio vacío, preguntaba constantemente si ese cambio se debía a un proceso, a una evolución, negaba su existencia y leía aquellos libros que le traían paz, armonía, alivio a sus penas.

¿Será que dentro el movimiento que el universo tiene, habría un destino marcado para ella diferente al de sus padres, diferente al de Oscar que ya no está?, Oscar, quería olvidarlo, cerrar ese capítulo de su vida; soñaba con vidas pasadas, creía que en la Edad Media murió durante una batalla, defendiendo uno de los reinos de la cual era guerrera, pensaba en su agonía sangrienta, contó en algún momento que había sido detenida junto a varios soldados y quemada en acto público, aún sentía las llamas del fuego en su piel, mostraba unas marcas de nacimiento como señales de torturas pasadas, se creía la historia, me hacía creerlas, su silencio era producto de experiencias vividas, de una reencarnación dolorosa, del ese proceso de purificación del alma que solo ella entiende.

Esperábamos el final de la clase y salíamos en silencio, subíamos a la cafetería de la universidad y nos quedábamos horas hablando del esoterismo, de la guerra de ángeles que se desataba en el cielo y el infierno, cuenta que cuando se creó el universo ella participó en la batalla final, aquella que decidió la expulsión de un tercio de los ángeles; creía que tenía un tercer ojo y por tanto veía cosas que nadie más lo hacía. Cuando caminamos por el zoológico una fría mañana de viernes, dijo casi instantáneamente al tiempo que cerraba los ojos, puedo ver sin ver, camina primero despacio, no levanta los brazos ni extiende las manos, confía en su don, empieza lento sorteando piedras y gradas, arbustos y hojas, por un momento creo es cierto, me coloco a un costado de ella y con ademán de protección la tomo por la cintura a distancia, no vaya ser que caiga y me sienta culpable, sopla un viento frío, las hojas vuelan y se hace oscuro, se vuelve oscuro, una niña corre con un pedazo de pan, los hace migajas y da la comida a los patos que se agrupan en un rincón del charco, mientras sonríe levemente, agita las manos y vuelve a la banqueta donde están sus padres, con un nuevo trozo de pan vuelve la rutina, ríe, es lo máximo, no hay como los patos, el agitar de sus alas, lleva una chapas en las mejillas, son de un color oscuro, quemada por el sol, pero su sonrisa no tiene precio, la vemos y reímos, su sonrisa es dulce, muestra los dientes amarillos, pequeños, los ojos negros y profundos, caminamos a la sección de leones, están lejos, muy lejos, no los veo pero ella dice que dos de ellos están durmiendo sobre una de las tarimas de madera colocadas al lado del árbol, otro anda mirando a los costados sacudiéndose el aburrimiento que lleva desde que llegó hace unos cuantos meses a La Paz, un cuarto está ausente y el quinto anda por ahí buscando un poco de sol, está nublado, mira hacia arriba, se deja caer en medio del pasto, siete leonas les hacen compañía, están echadas a un costado del campo, durmiendo en manada, tres cachorros están aislados hasta que desarrollen defensas y crezcan un poco, se acostumbren al frío que hace en la ciudad.

Toca el Virrueta esta noche en el Socavón, tenemos que ir temprano para agarrar una mesa y luego rematamos en la inauguración de la discoteca de Sandra, siempre con planes, si no fuera porque parece que a ratos quiere olvidar el reciente divorcio de sus padres, Alberto, da la impresión de estar conectado conmigo, somos los mejores amigos y quien me presentó a Mariel, canta en la Sinfónica Juvenil desde hace algunos años, aunque no hizo un “solo” aún, es su objetivo a corto plazo y el tributo a Mozart está a la vuelta de la esquina, ¿cuándo te vas a casar?, parece que Elsa es buena persona y se llevan muy bien, no sé, las cosas se irán dando como se han ido dando, no hay prisa. Vamos a lo del Virrueta, llegamos a las diez, debíamos estar a las nueve, pero llegamos a las diez, Mariel tuvo un retraso, dice que lo negro de sus botas y vestido no combina con el negro de sus labios, es un negro diferente, tienes que entender que debe que ser el mismo, sonrío, veo el reloj en silencio. Estamos juntos hace dos semanas y aunque al principio fue todo un misterio, hoy vamos bien. Suenan dos covers de los Cadillacs, habla de sus inicios, da gracias a los amigos, da gracias a su madre quien le compró su primera guitarra a los doce años, hace un recuento de los integrantes de la banda, habla cómo se conocieron, algunos por amigos, otros en la universidad, pregunta que canción sigue y continúa con los Auténticos Decadentes. Tomamos unas cervezas, pregunta si la quiero, respondo con un beso en la frente, la abrazo, no digo ni si ni no, la abrazo y le doy otro beso en la frente, es como una niña, necesita escuchar que la quiero, soy como un niño, necesito escuchar que me quiere, necesitamos saber que es lo mejor que nos ha pasado, no necesito más, no necesitamos más, cada beso, cada caricia refleja lo que siento, a veces en la frente, a veces en la mejilla, cada pregunta va seguida de un beso.

Me saco el reloj porque dice quiere verlo, pregunta donde lo compré, un día sentado en Plaza Murillo mientras hacía hora para la misa de las nueve se acerca una señora con su nena cargada en la espalda en un aguayo sucio, pregunta la hora, miro la catedral y digo las ocho cuarenta y cinco, dice si tengo reloj, saca uno del bolsillo de la chompa, treinta bolivianos, es por una buena causa joven, saco la billetera y le doy cuarenta, la nena agarra en sus manos una sonajera que de tanto hacerla caer está abollada y sucia, aún así se la lleva a la boca, la mira, la agita y se la vuelve a llevar a la boca, la hace caer, me inclino, le doy el juguete que tanto quiere, sonríe, me mira y sus ojos vuelven al rostro de su madre que esta vez lleva una sonrisa de dolor. Deja de ser mío, se lo pruebo, lo coloco en la muñeca derecha, lo mira, sonríe, mira mi cara y cierra los ojos, levanta la cabeza, abre los brazos y me quedo viéndola, no combina con su vestido negro pero combina con ella.

Las doce y media, el Virrueta se despide y da las gracias, son amables, gracias por su presencia, hasta la siguiente, Alberto, Zuri, Ismael y yo vamos, lo felicitamos, la primera presentación ha tenido bastante público más allá de familiares y amigos de curso han ido los que suelen ir, a descubrir talento, aún no saben pero tendrán éxito después de unos meses de tocar en algunos pubs de la ciudad, aún no saben pero van a grabar dos discos y después de una gira nacional y unas peleas como las que hay siempre en estos grupos han de decidir separarse en medio de discusiones de derechos de autor y propiedad del nombre de la banda, aún no saben pero su última presentación también será en el Soca y estaremos los mismos que fuimos a la primera, el Virru dará las gracias, recordará a sus amigos y a su madre que le compró su primera guitarra a los doce años, iniciará un nuevo proyecto que lo llevará por más ciudades, los demás tomarán su rumbo, formarán parte de otras bandas, no se unirán sino hasta después de cinco años en que tocarán para amigos y unos cuantos más.

El terno me queda bien, es la corbata que no convence, creo no combina con la camisa, digo, tiene razón, no combina, ella ha necesitado dos horas para elegir su vestido, los zapatos y la cartera, lleva un collar delgado y en el centro un corazón partido. Recuerdo que dejé los anillos en su casa, debemos ir temprano y ver el tema del auto, no creo que Alberto nos perdone llegar tarde, es el día, su día y aunque no quiera reconocer, forman una linda pareja, encontró en Elsa la mitad que le faltaba, también está en la Coral Juvenil, en la misma universidad, una boda sencilla, el sacerdote pide respeto, amor y comprensión, él la mira despacio, ella sonríe en silencio. La abraza, dice casi en complicidad secreta que lo ama, él responde que la ama, entrego los anillos y termina en una fiesta que todos recordamos, le doy gracias por presentarme a Mariel, me da un abrazo y dice que es mi turno. ¿Así seremos nosotros?, respondo, no, será mejor, lo nuestro es mágico, lo nuestro está escrito. Aún no sabe pero tendrán dos hijos, el primero morirá durante el embarazo pero se repondrán rápido, aún no sabe pero se mudarán a un departamento en Sopocachi y comprarán muebles nuevos, comprarán una computadora y un juego de ollas que él llegará a odiar, aún no saben pero encontrarán trabajo, él en una ONG dedicada a temas ambientales y ella en la Alcaldía como asesora del Departamento Jurídico, serán felices y perderemos contacto cuando espere su tercer bebé, nos encontraremos un par de años más tarde, preguntaremos que fue del cabello que había en nuestras cabezas, me tocará la barriga y pensará que la vida ha sido buena conmigo, compraré dos discos que ha editado y los guardaré en la sala, cuando esté con dos copas escucharé y pensaré, que fue del cabello que había en nuestras cabezas.


Llegamos donde Sandra y saludamos a los amigos que están sentados en los sillones de cuero negro dispuesto a los costados, otros de pie abrazados recordando las novias y novios que han dejado y olvidado, otros en la barra hablan con el barman que sirve sin tiempo un destornillador, una margarita, un whisky, cerveza, la música está fuerte, llevo su chaqueta a guardarropía y dejo los guantes, la chalina y el abrigo, la veo, su vestido negro, botines de cuero alto, los labios de un negro mágico, el cabello lacio a los hombros, las uñas negras, un perfume que huele a campo, me recuerda el aire puro de Valencia y el collar que ilumina el alma, recuerdo su tercer ojo, el primer abrazo cuando tropieza, antes de caer la agarro por la cintura, confiesa unos días después que pensó iba a nacer un beso, confieso que tenía que nacer un beso, reímos y nace el primer beso. Se acerca Ismael y dice que me andan buscando en el baño para entregarme una invitación, le pido se quede con Mariel mientras vuelvo.

Que coincidencia que pensáramos al mismo tiempo el primer beso, veo el reloj y son las once de la noche y en el Prado caminamos abrazados.

Está Vania y me entrega un papel, lo abro y dice “un beso, solamente un beso”, me rodean Alberto, Zuri, el Virru, me empujan, la música suena fuerte, el juego de luces ciega todo, se acerca y nos damos un beso, aparece su novio y cuando veo que el puño ha de llegar, aparece entre todos, toma mi mano, ¿donde te metiste amor?, están tocando nuestra canción, bailamos abrazados, aún veo venir el puño, se da cuenta y me abraza. Aún no sabe pero en un par de semanas tendré una relación casual con Vania, que desde ese día llega temprano al curso, se sienta en la primera fila, al salir deja un papel en la mesa que dice “lo que pasó tenía que pasar”,aún no sabe pero Beto contará al Virru y Zuri porque también la quiere y piensa que al saber del beso cederá a una aventura pasajera, él no lo quiere pero lo intenta, sabe que Elsa está en casa y no duda de él.

Los amigos son raros, aunque no sea su ambiente la tratan bien, la banda reunida le pregunta que piensa, que siente, que cree, responde despacio, con calma una a una las pregunta, explica del más allá, el transitar de las almas, su purificación, el paso de una vida a otra. Caminamos en silencio por San Miguel, Calacoto, juntos vamos en silencio, las luces de los autos son como estrellas fugaces que vuelan y pasan a los costados, rápido, en silencio, nos basta la compañía del otro, parece que hace frío, lo siente, lo siento, hasta que llegamos a Obrajes y decidimos ir a tomar un café al centro, Café Ciudad está abierto las 24 horas, hablamos un rato, tiene esa mirada en silencio, sé lo que ha de preguntar, sabe lo que he de responder, hablamos de nosotros, de los otros, no voy a confesar lo que ella ya sabe, es mejor así.

Conocí a su familia unos días atrás, su hermano es desconfiado, pregunta de la universidad, si trabajo, donde vivo, su madre, Narda, más contemplativa hace señas para que se calle pero él lo toma en juego, cuenta cómo era cuando nena, la niña más tranquila que alguien haya conocido, de sus juegos de horas y horas con papeles de colores, su manía por dibujar y escribir, dejar huellas de su vida, sus inicio en el kinder, sus pocas amigas y las quejas constantes de las maestras del ausentismo que demostraba a diario, sus primeros días en primaria, la muerte de su padre, las preguntas inocentes acerca de la vida, el matrimonio y el divorcio, su vida en secundaria, las amigas e influencia que una tal Romina ha tenido en ella, nunca he oído de ella y aunque salen todos los días tampoco sabré mucho de ella, su ingreso a Psicología en la Católica, su mundo de libros y discursos reprimidos que solo lo hace para un grupo de personas, un reducido grupo de personas entre las que no estoy, las noches de música clásica y tranquila, los dibujos en los que suele retratar la muerte de su alma, la reencarnación en otra vida, su nueva imagen, la necesidad que tiene de quedar horas frente al computador revelando en completa indiscreción sus miedos y temores en un blog anónimo que es seguido por tantas personas que unas a otras se consuelan a sí mismos, las noches de reflexión y oración, su odio y desprecio por lo común y banal, su apego a lo oscuro, a lo negro, dice gótico pero no creo que entienda el significado de esa palabra, tampoco lo entiendo, es un cliché. Aún no sabe, pero Narda sufrirá cuando muera su hijo en un accidente de bus durante uno de sus viajes a Copacabana, aún no sabe pero en un par de meses ya no vivirá en la casa que ocupa sino en un hogar de ancianos a los que voluntariamente recurrirá para no sentir que se ha convertido en una carga para Mariel, aún no sabe pero le detectarán un cáncer en el pulmón izquierdo y se negará a someterse a tratamientos de quimioterapia por miedo a perder cabello y las fuerzas que apenas tenga para asumir la noticia, redactará una carta y pondrá en orden sus bienes, aún no sabe pero tres días antes de noche buena morirá habiendo soportado dolores que creía no existían, verá consumirse el cuerpo que la ha albergado hasta no reconocerse al espejo, se preguntará antes del último suspiro si Ha sido Dios o el diablo quien ha definido su destino, seremos unos cuantos quienes asistamos al velorio y entierro.

Empezamos a vivir tres meses después de la fiesta de Sandra, le pregunto si me ama, me pregunta si la amo y sin que digamos nada, a la semana está un camión en el edificio descargando sus cosas en el departamento que tengo en Irpavi, aunque los días pasan como tienen que pasar, el proceso de acostumbrarnos no fue difícil, ella con su amiga, yo con el grupo, solemos ir a casa de alguno de ellos y tomar un par de whiskys, hablar durante horas de nuestras vidas, de las últimas materias que cursamos, han pasado años y aún nos reunimos. Solemos ir al mismo café los viernes por la noche, al cine los sábados en la tarde, a caminar por el Prado los domingos en la mañana, pregunta si la quiero, respondo con un beso en la frente, la abrazo, no digo ni si ni no, la abrazo y le doy otro beso en la frente, es como una niña, necesita escuchar que la quiero, soy como un niño, necesito escuchar que me quiere, necesitamos saber que es lo mejor que nos ha pasado, no necesito más, no necesitamos más, cada beso, cada caricia refleja lo que siento, a veces en la frente, a veces en la mejilla, cada pregunta va seguida de un beso

Tengo que cambiar de ciudad, mira en silencio la ventana, no dice palabra, no pregunta porque, los autos pasan a cuentagotas el primero es rojo, un Ford rojo, sigue un taxi, Avenida del Poeta, Miraflores dice el cartel, una vagoneta Toyota, la tomo de la cintura, la acerco a mi hombro y pregunto si quiere cambiar de ciudad, mira en silencio el cuarto, la luz entra por la ventana e ilumina gran parte de todo, la cama está tendida, la colcha amarilla pálida que tanto le gusta, la música instrumental nos acompaña como todos los días, un libro en la mesita que da a su lado, unos papeles en la mesita que da a mi lado, sale el sol con miedo y viendo si hay nubes que la menosprecien como ayer y antes de ayer. Aún no sabe pero en un par de semanas enfermará y a pesar del tratamiento que digan los médicos morirá un año más tarde, del mismo cáncer que ha muerto su madre, aún no sabe pero dejará un niña a la que no verá crecer, saltar, jugar, pronunciar sus primeras palabras ni escuchar sus primeras canciones, Pimpón es un muñeco muy guapo de cartón… aún no sabe pero se sentirá la mujer más feliz del mundo cuando al verse en la cama del hospital reciba un tarjeta que diga “te amo como el primer día de nuestras vidas” cuando vea a la bebé en sus brazos, llorará en silencio, los ojos se le pondrán rojos y un suspiro de resignación le anuncie que así debe ser, aún no sabe pero un mañana de diciembre un grupo de amigos de universidad velará sus restos en Miraflores y le dará su último adiós en el Cementerio Jardín, será una mañana nublada y las gotas caerán como caen cuando alguien que ha vivido en paz muere, sacaré un papel del bolsillo izquierdo del traje oscuro que he de llevar y recordaré cómo nos conocimos, como nos enamoramos, como se dio el primer beso, los lugares que frecuentamos, diré como mi vida ha quedado vacía sin ella, saldrán unas lágrimasy ante el silencio de los demás levantaré la mirada y preguntaré si es obra de Dios o el diablo la vida.

Vanesa duerme, han pasado diez años y solo la conoce por foto, le explico de nuestro romance, de nuestra vida, nuestros paseos, su vida oscura y mi vida llena de luz, le muestro sus fotos, las abraza, es igual, es la misma, ha reencarnado en ella, debe ser esa la razón porque la amo tanto y es mi vida entera. En silencio salgo, la dejo dormida, camino por las calles que albergan tres o cuatro personas que van en silencio, caminan despacio, ven los escaparates de las tiendas que han quedado abiertas, las manos en los bolsillos, una sostiene un paquete en el brazo, me espera Cecilia en la plaza, van unos días y parece que he empezado a olvidar el pasado y todo aquello que me dio vida, veo el auto estacionado en la esquina, cierro los ojos, abro la puerta, la beso y vamos a Café Ciudad.

jueves, 15 de octubre de 2009

UN INSTANTE EN EL PRESENTE, EL PASADO



Estas últimas semanas han servido para experimentar cosas nuevas, dejar que la literatura entre en mi, sin duda alguna me gusta la literatura nacional y por tanto he ido devorando libros en la medida de mis posibilidades, sin embargo encuentro una lejanía absoluta con la literatura universal, ayer por primera vez en mucho tiempo agarré un libro de Kyoichi Katayama titulado Un grito de amor desde el centro del mundo, uno lo pilla en cualquier puesto de libros pirata y por lo que dice la tapa posterior del libro, luego de leerlo voy a intentar cortarme las venas por el ser amado.

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Leí en el periódico un aviso de solicitud de personal donde se veía en letras negrillas “… que sea cristiano comprometido con Dios y carta de recomendación de su pastor”. Por amigos que tengo (cristianos, evangélicos), pude ver que se quejan constantemente sobre la discriminación que sufren por su fe religiosa, pero un anuncio como esos, ¿acaso no es discriminación de la misma forma que tanto reniegan y gritan a los cuatro vientos?

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Ayer comenté en el blog de Giovanna Rivero que me parecía discriminación hablar o resaltar una literatura femenina, me pregunté toda la noche, ¿y si habláramos de una literatura gay?, ¿literatura travesti?, ¿literatura homofóbica?, ¿literatura necrofílica?, ¿literatura machista?, ¿literatura masculina?, etcétera, etcétera. Cuando leo un libro lo hago por varias razones, o conozco al autor y me parece de un estilo agradable, sus antecedentes son impecables y tiene algo que decir o qué sé yo la tapa del libro me gustó o que simplemente me sobraba en el bolsillo 30 pesos (lo cual no ocurre muy a menudo ya que en su interior hay un vacío tan grande que el eco se vuelve muy amigo mío), pero jamás compro un libro porque sea hombre, mujer, travesti, gay o lo que sea el autor, catalogo los libros en buenos, malos o mediocres. Una humilde opinión de un asesino introvertido. En lo nacional he leído a Anamar; “la Rivero” (que es re-buena gente), Bruzonic y es muy buena literatura, cada una en su estilo, cada una en sus letras.

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Me han dicho que estoy gordito y debo hacer dieta con suma urgencia, pero entrar al gimnasio no parece una buena opción dado que apenas tengo tiempo para dormir, segundo, mi magra economía me impide siquiera pensar en gastar 200 pesos extra en algo que alguna vez lo hice y ya, pare de contar. Por lo pronto la solución más obvia ha sido reemplazar el azúcar por estevia, los resultados los veremos en un par de meses, aunque no debería confesarlo públicamente, las galletitas y pollitos crujientes no han salido de mi dieta.

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Leí un cuento que empezaba más o menos así “anoche soñé que estaba vivo…” y me dije, qué manera de empezar un cuento, así que decidí escribir uno que empezara igual, ayer lo leyó la corteja y como ella lee y estudia cosas de medicina y esos rollos hizo una pregunta que no supe responder: “¿todos tus textos son así de tristes, melancólicos y personales?”, un simple “no sé” fue todo lo que atiné a decir. Hoy le daré a leer un cuento que se llama “Aún no sabe” y que la siguiente semana publicaré en el blog (solo para fans 2). Pareciera ser que ando explorando mucho el yo interno y tratando de liberar un poco las cadenas de la soledad,

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Hay noches que duermo pensando en cosas que parecen tan complicadas que una salida evidente parece no surgir, sin embargo a la mañana siguiente sale la luz y he olvidado qué es aquello que me tenía sin vida, por tanto, de mañana reemplazo mis meditaciones nocturnas por preocupaciones menos importantes aún. ¿Qué será de los años que han pasado y no he vuelto a ver más allá de un par de sombras tenues y poco remarcadas?, ¿qué fue mis soldados de plástico que estaban apilados en bolsas plásticas (o cajas de cartón) y no he vuelto a ver los últimos diez o doce años?, ¿qué hay de la música de los Iracundos, Tormenta, Los Pasteles Verdes, dónde han ido a parar?, ¿será que mis últimas lágrimas fueron por Michael Jackson o algo más hay delante que aún no he logrado captar?, ¿qué hay de los besos y caricias de mi madre que aún las siento presente cuando miro las estrellas y siento que una brisa las trae levemente a mi memoria?. Son pocas preguntas para alguien que ha decidido olvidarse por un instante del pasado.

miércoles, 7 de octubre de 2009

FRAGMENTOS FRAGMENTADOS


1. Estuve por La Paz unos días de vacaciones, impecable concierto de Octavia en Equinoccio, de lujo, que borrachera esa noche viejo (JJ), el único despute jodido fue ir a Copacabana ebrios en tu auto y llegar a Huarina, desayunar en el hotel y volver a los 20 minutos porque peleaste con la corteja, cabrón, ¿qué culpa teníamos Delma y yo de tus desmadres?. Un viaje de lo más lindo, no sé si era ella o el viaje en sí, quiero repetirlo en un mes, haber si aguanta la billetera.

2. Sobrinos de los que no sé ni su nombre, es lo malo de tener una familia numerosa, apenas los veo y digo “hop hop hop, caballito hop”, no me sé sus nombres, tantos años lejos de la tierra que me vio nacer que olvido hasta donde vivo, tantos viajes, tantos lugares conocidos.

3. Lo que pasó, pasó, tenía que pasar, un desmadre de imprevisibles consecuencias, nos salpicará la mierda en algún momento, me salpicará la mierda en algún momento.

4. No extraño escribir, es raro, pero no siento la necesidad.

5. Gracias Vivi (mi hermana que vive en Santiago de Chile), un gran libro el que me enviaste, de Patricio Jara – Quemar un pueblo, impecable. Espero un nuevo libro; a 25 páginas de terminar de leer y aún no sé que rayos está pasando o va a pasar.

6. Gran novela Río Fugitivo de Edmundo Paz Soldán, me recuerda los años de colegio y los desbandes propios, muy propios.

7. Buen libro la última producción de editorial La Hoguera “Alta en el cielo”(¿?), narrativa contemporánea boliviana, voy por la mitad.

8. Al diablo todo, hice una pregunta cuya respuesta tenía que tener hace semanas, parece q no me interesa saber la respuesta (I’m sorry)

9. Un comentario fuerte en mi último post, ¿hace cuánto? amenazó?, que importa, este sitio es abierto y opinen lo que quieran

10. No tiene nada de malo escuchar Cristian Meier, Fonseca o Fonsi, lamentablemente odio el reguetón y el rock, pueden considerarlo vomitivo o Light lo romántico, acaso el rock tb no lo es? Y el reguetón es basura.

11. A mi madre decirle, pues si, prácticamente estoy conviviendo y lo digo bajo riesgo de quedar desheredado y con una estaca en los intestinos (pareciera que ahí anda latiendo el corazón), la razón anda extraviada.

12. Amor es una palabra tan linda, tan suave y brutal, para ti: mis versos, mis canciones, mi poesía.