jueves, 27 de agosto de 2009

A ELLA, A ELLOS, A NOSOTROS...


Una narración íntima, demasiado, sólo para quienes saben lo que significa ella, ellos, nosotros.


A ELLA, A ELLOS, A NOSOTROS...

Paciencia y calma repetía mientras subía las gradas que dan a la terraza del condominio, nunca me gustó utilizar el ascensor, tan fácil, tan lleno de espejos, no paras de mirar como cambian los números, primer piso, segundo piso, tercer piso, no era claustrofobia, simplemente me gustaba la sensación de subir las gradas a pie y ver como las piscinas se van haciendo más profundas y azules, catorce gradas a la derecha, catorce de frente, un pasillo y otras catorce a la derecha y otras catorce de frente, Lady laura abrázame fuerte Lady Laura y cuéntame un cuento Lady Laura. Son años soñando que algo grande ha de venir, están las ganas de encontrar el sentido a la vida que me haga renunciar a la idea de volver, miro arriba y las nubes van formando figuras amorfas que voy centrando y calculando el tamaño dándoles el toque de un avión, ésa otra de otro avión, aquélla de un avión, todas son un avión.

Camino contando los pasos hasta la parte posterior que muestra el restaurante de lujo que con sus luces de neón parpadea, uno de los focos no está bien, debían haberlo cambiado hace días, unas ropas en los tendederos de los vecinos, unos zapatos colgados en los cables de teléfono del vecino, una pelota de color azul y verde en un rincón, pinchada, sucia, dos palomas quietas miran el horizonte, unas ramas en el pico, a una le falta una pata, que importa tienen alas, no les hace falta patas. Han pasado ocho años y la vida sigue igual, los domingos a la misa de las nueve y media, la de las siete se me hace muy temprano, ¿qué voy a hacer a las ocho en el centro de la ciudad?, dar de comer a las aves, ver como juegan los niños mientras los padres a lo lejos hacen de oídos sordos pero los miran atentos a que nada les pase. Un aire tibio corre de norte a sur, las estrellas han empezado a salir, algunas parecen estar más cerca de lo habitual, aquélla es de color celeste, ésa parece un poco más blanca, ésa, ésa no tiene color, un brillo pero no tiene color.

Tengo a veces deseo de ser nuevamente un chiquillo, y en la hora que estoy afligido volverte a oír…, hace tiempo que no veo a mis padres, seguramente mi madre ha de estar tan inquieta como siempre, limpiando y ordenando aún el cuarto que hace años no ocupo, cambiando sábanas, comprando almohadas, desempolvando el empapelado de las paredes pensando que cualquier día voy a volver, saliendo en las tardes a la calle Comercio a dar una vuelta pensando que no hay más flojo que el que no tiene nada que hacer, buscando una lana de color amarillo, de noche se va a poner a tejer pensando que en mis salidas el frío entra por el cuello, nunca está demás una chalina repite cada vez; de pedir que me abraces y lleves de vuelta a casa, que me cuentes un cuento bonito y me hagas dormir…Mi padre seguro la acompaña y cuando está cansado prefiere ver un partido de fútbol, no le importa quienes juegan un partido es un partido, a ratos la mente se le entumece y el sueño le vence con facilidad, despierta y se vuelve a acomodar, mira a los costados y si mi hermana ríe le dice que está equivocada, él no duerme de día, aún las fotos que le toma y le muestra como evidencia, dice que no es él, se parece mucho pero no es él, ríe y va en busca de su soda, unas galletas, se mira al espejo y se peina, sigue vistiendo la camisa blanca de hace años, la chompa azul, el pantalón plomo y las pantuflas que solo se quita cuando va a salir.

Muchas veces quisiera oírte hablando, sonriendo; aprovecha tu tiempo tú eres aún un chiquillo…, una noche de noviembre luego de recibir una llamada de mañana, entré al cuarto de mi madre y sentándome a su lado me eché y vimos un capítulo de Marco, el niño que va de Italia a Argentina a ver a su madre que piensa ha de estar enferma. Te cuento que he tomado la decisión de irme a vivir lejos, es por mi bien, necesito cambiar de aire, de rumbo y hacer que muchas cosas en mi vida tengan sentido, me voy mañana, toda la tarde he ordenado las dos maletas que voy a llevar y un poco de dinero ahorrado, sé que me entenderás, tú también de joven dejaste tu casa e iniciaste una nueva vida, siento que necesito cambiar; a pesar la distancia y el tiempo no puedo olvidar, tantas cosas que a veces de ti necesito escuchar…, una lágrima baja su mejilla, se toma las manos y se niega a verme, siento que el corazón se me parte en pedazos, nunca volverá a ser el mismo corazón de madre que he conocido, que he sentido, no recibiré los besos que a diario busco con cualquier pretexto, la caricias que doy en sus cabellos y que el tiempo se ha encargado de cambiar a un blanco que me gusta y siempre me va a gustar, lo sé, te escuché hablando esta mañana, qué puedo hacer hijo, así es la vida, como madre sólo te puedo apoyar aunque se me parta el corazón, siempre vas a ser mi hijo, siempre voy a ser tu madre, eso no va a cambiar. A lo lejos las luces parpadean los autos van subiendo por la avenida principal mientras otros bajan al centro de la ciudad, una pareja camina por la calle vecina, ella sostiene un bebé de meses en las manos mientras él empuja un carrito en que uno niño grita y mueve los brazos mientras dice algo que no logro entender.

Cuantas veces me siento perdido durante la noche, con problemas y angustias que son de la gente mayor…, tan en su mundo, tan en otra cosa, se ha casado mi hermana hace un par de años y ya tienen dos hijas que son de lo más sencillas, la mayor es inquieta y habladora y pronto cumplirá tres, la menor aún con dos va descubriendo lo que sus manos pueden destruir, arranca las hojas de papel y se las lleva a la boca, toma una sonajera y la lanza como misil a la cabeza del primero que se interponga entre el espejo y ella, ha hecho su vida, ha formado un hogar, no perdimos una hermana, una hija, ganamos un hermano, un hijo, me repito siempre que así es, también nos ha avisado que en un par de semanas se va a Chile, siento que el corazón de madre se parte aún más, el corazón de padre se detiene y se pregunta que la vida es injusta, se los cría con tanto cariño y ellos se van; con la palma apretando mi hombro seguro dirías, ya verás que mañana las cosas te salen mejor…, la menor empieza a recorrer el mundo de las oficinas y trabajos que le va a costar poco encontrar, siempre en su mundo, apática, encerrada entre sus libros, discos y el rock que tanto le gusta pero tan poco se da la tarea de cultivar, sus enojos constantes, los caprichos permanentes cuando las cosas no le salen bien, sus encierros sin hablar pensando que los demás siempre están equivocados y que ella tiene razón. Miro hacia arriba y cierro los ojos, tengo ganas de volar, no en el espacio que divide mi cuerpo del cielo sino en el tiempo, jugar cuando niño con los autos que en las tiendas miraba y no podía tener, patear la pelota en la cancha de la zona, sin amigos ni nadie, sólo yo, patearla contra la pared una y otra vez, abro los brazos y me transporto a ese mundo que quiero volver, siento un ruido en los oídos y pienso que el viaje está comenzando, bajo la cabeza.

Cuando era niño y podía llorar en tus brazos, y oír tanta cosa bonita en mi aflicción…, los primeros meses de sufrimiento contenido, noches enteras llorando en mi habitación, encerrado entre cuatro paredes escribiendo las cosas que estaría haciendo en mi casa, los amigos bebiendo en la dos de Obrajes, las amigas cantando mientras el Gordo toca la guitarra y todos abrazados van secando las botellas que en el piso se han formado como hilera al borde de las gradas y que de seguro unas copas más el Chapaco de una patada las mandará cuadras abajo sin ver si alguien pasa o un auto está al frente; y en momentos alegres sentado a tu lado reía, y en mis horas difíciles dabas tu corazón…, Ana de seguro sigue saliendo con ese paraguayo que trafica droga pero se niega a aceptar, aún me buscaría pidiéndo consejo y al caer la noche volvería a sus brazos repitiendo que todo es mentira, la policía miente, sus hermanos mienten, miento porque piensa que quiero volver. Mariel seguirá visitando los salones de belleza buscando un lugar para ella, siempre tan atenta a los cursos que dan por la zona sur, viajando a Tarija, Sucre, a veces Argentina y de vez en cuando Uruguay, todo por actualizarse, ha estudiado conmigo en la Universidad, hemos salido juntos pocos meses y cuando decidí viajar tomó sus maletas y se vino a vivir al cuarto que elegimos una mañana de viernes, aún recuerdo sus sueños de crear un centro de belleza, sillas reclinables, espejos empotrados, ocho empleadas y equipos que serán lo mejor que este país ha de tener, escuchará cada palabra de mis sueños pero buscará los de ella y a los pocos días volverá porque tiene su vida que no es la mía y de nadie más. Apoyo los brazos en la baranda y me suspendo levemente en la pared, la noche es tranquila, me gusta subir, echarme en el tejado con los brazos cruzados pensando que fue de mi vida, que es de mi vida, que será de mi vida, esta noche un par de lágrimas me han salido y no sé porque, hace tiempo que no lloro, es bueno llorar, te sale la impureza del alma, tendría que llorar días y días para que mi alma tenga algo de paz, aquélla con la que un día llegué.

Tengo a veces deseos de ser nuevamente un chiquillo, el pequeño que tú todavía crees tener…, siento la voz entrecortarse y alguna lágrima que se le va, aún cuando disimula que está bien, que me cuide, que coma para no enfermar, que me ponga el pantalón café y la camisa naranja ladrillo, sienta bien que tomes tus antialérgicos, no te olvides poner el despertador, cierra bien la garrafa, echa llave la puerta, asegura la ventana, diré a todo sí pensando que estando en casa un beso bastaría para el buenas noches. Cuando a veces te abrazo y te beso en silencio encendido y me dices aquello que yo necesito saber…, La tendría cerca, le diría que extraño los besos cada rato, acurrucarme en su regazo mientras acaricia mi cabello, me miraría y aún pensaría que estoy en colegio, preguntando si ya terminé la tarea, el estudio te llevará lejos, la abrazaría llamándola “viejita”, acariciando su rostro, apretándome entre sus brazos mientras se hace a un lado diciendo que la deje tranquila, pero en el fondo de sus ojos vería que le divierte aun mis travesuras, extraña mis buenos días y buenas noches, pensar que durante mis salidas nocturnas tengo la seguridad que al llegar a nuestra casa siempre la veré en la ventana, con la frazada en los hombros, una gorra y las llaves de la casa, me dirá que no le gustan las farras, de noche todo pasa y el peligro ronda a quienes lo buscan. Me siento tomando las plantas de los pies con las manos preguntando que ha sido de mi vida, si aún vivo de recuerdos, qué pasa con la vida, en silencio veré como se acerca la noche y me abraza en complicidad absoluta, cantando cerca las notas de la canción con que vine, con que me iré… Lady laura, abrázame fuerte, Lady Laura y llévame a casa, Lady Laura y cuéntame un cuento, Lady Laura.
Canción Lady Laura de Roberto Carlos

martes, 25 de agosto de 2009

DETALLES DEL FIN


Ahora que se vienen cambios profundos en mi vida he decidido no solo retarme a hacerlos sino ser consecuente con las ideas, creo necesario compartirlo con Uds.:

1. He decidido renunciar a mi trabajo, el hastío, la situación política y el manoseo sin el menor respeto a la situación de las personas ha hecho que decida dejar todo. Esta mañana presenté mi renuncia y a las cuatro de la tarde me convocaron a una reunión con el jefe de unidad para definir mi salida, una decisión asumida, no creo que haya mucho que hablar.

2. La relación que empecé la última semana ha sido inútil y por lo tanto también es un paso al costado, no es mi prioridad y la soledad me exige decida, elijo la soledad. Lo siento por ella porque es una gran persona, una chica muy tierna a la que quizás no he sabido entender ni tener la paciencia necesaria; no sé como responder a una persona tan cariñosa y que busca algo serio en la relación, lo siento, no busco nada serio con nadie y antes de lastimar a alguien prefiero dar un paso al costado.

3. He decidido viajar a Santiago de Chile los primero días de noviembre y pasar allá entre seis meses y un año, encerrarme en el cuarto del departamento que me ofreció gentilmente mi hermana y escribir allá una novela y cuentos, intentar algo que me fascina, escribir, y aunque no todos estén de acuerdo que tengo el talento para hacerlo, es mejor intentar que tirar por la borda un sueño, publicar un libro.

4. Ronda por mi cabeza cerrar este blog, dedicarme de lleno a escribir, primero encerrado en mi departamento en La Paz, vender o alquilar el que tengo en Santa Cruz y pasar un tiempo lejos de todo y todos. Es una válvula de escape, es cierto, pero también necesito rearmar mi “yo” interno, analizar cuestiones personales y pasar una vida ermitaña como me gusta, en la más completa soledad y para ello sería injusto conmigo mismo seguir escribiendo y mantener una vida que hoy no me satisface. Por el momento es una idea y me di plazo hasta este viernes para decidir si cierro el blog o sigo hasta mi viaje a Santiago.

5. Un profundo sentimiento de paz siento ahora que he decidido recalar en algo diferente, paz por dejar a mi hijo con su nueva familia, paz por dejar un trabajo donde no me sentía cómodo, paz por renunciar a un sueldo de lo mejor y que me daba la posibilidad de darme lujos que sé no voy a tener un tiempo, paz de estar solo y dejar a Delma, pensando es lo mejor, paz en encerrarme a leer y escribir, paz en poder salir y caminar las calles y plazas de las ciudades que me gustan, paz por saber que voy a dedicarme a viajar a pueblos y olvidarme del mundo, paz, es lo que necesito.

EXTRAS:




PALACIO QUEMADO
Edmundo Paz Soldán
Santillana de Ediciones, 2007
Páginas: 299

Secretos de familia que se van conociendo a la par del desarrollo de una historia que nos ha tocado vivir, sentir y sufrir. Oscar, un escritor de discursos que a pesar de sus miedos y poca convicción va encontrando comodidad en el anonimato de su función, desentraña chicanerías, vivencias y secretos de la clase política. Una era en Bolivia, siempre habrá un antes y un después de, violencia, transformación, redención, vida.

Un gran libro.



CINCO
Rodrigo Hasbún
Editorial Gente Común
Segunda edición, 2007
Páginas: 118

Carretera, álbum, reunión, Amanda y Pareja en café o cama o calle, sobre fondo blanco o gris; cinco cuentos de lo mejor desarrollados, como dice Edmundo Paz Soldán “En estos cuentos hay perversas historias de amores desencontrados, reuniones de amigos que carecen de nostalgia, voces de los márgenes que se adueñan del centro, sueños de grandeza que no llegan muy lejos”.

A pesar que he oído voces que es muy temprano para que un escritor “nuevo” gane algo importante, pienso que ya es hora de dejar a un lado las vacas sagradas y dar paso a la nueva ola de escritores que bien merecido se tienen un lugar en las librerías más importantes del continente.



HOTELES
Maximiliano Barrientos
Grupo Editorial La Hoguera
Serie La Mancha, 2007
Páginas: 179

Tres cuentos: primeras canciones, turismo y hoteles. Una obra personalísima, íntima, la lucha interna que tenemos todos, descritas, narradas de una forma tranquila, serena, sin evitar los conflictos. Un gran libro, un grato descubrimiento. Altamente recomendable.

miércoles, 19 de agosto de 2009

UNA SALIDA


UNA SALIDA



Caminamos por una de las calles que rodea al condominio, no queremos entrar, simplemente ver las luces que algunos departamentos mantienen encendidas, otras apagadas y unas cuantas con el reflejo de algún televisor que han olvidado mientras se distingue en uno de los vidrios laterales del departamento 304 las imágenes de un Beto Cuevas cada vez más experimental, sopla un viento que nos dice ha de llegar sur, le muestro las estrellas, he escuchado de constelaciones, si bien no invento los nombres quizás sí la ubicación de las mismas, si pides un deseo con la primera estrella que aparezca al atardecer éste se hará realidad, debes hacerlo en silencio, cerrando los ojos, imaginando que se puede cumplir, me abraza, le gusta caminar abrazada, me besa y dice que me quiere, la miro y le doy un beso en el ojo, “un beso de ojo” digo, se ríe, me besa en la oreja, “un beso de oreja” dice, reímos mientras damos vueltas las calles que están casi desiertas, un par de niños juegan, gritan, Carlos, eso no vale, te dije no tan fuerte y mira donde fue a dar la pelota, no voy, ese perro me da miedo, señor ¿puede pasarnos la pelota?, veo al perro, agarro una piedra y me acerco distraído, con cara de desconfiado, apunto a los ojos, la pata, las bolas, ¿cien metros en diez segundos? si se me abalanza lo hago en cinco.

¿Qué piensas?, en nada, no seas malo dime en que piensas y te digo lo que hice hoy, pienso en lo difícil que es encontrar la salida una vez que he entrado en tus ojos, desde ayer vengo viendo la posibilidad de escapar, huir si algo sale mal, he estado dibujando un mapa pero se parece cada vez más a un laberinto del cual no sé si he de poder salir, me abraza, pasa la mano por el cuello, besa mi mejilla y se queda callada. Un gato sale por debajo la puerta de una casa abandonada, se detiene y mira a los costados, parece que ha escuchado un ruido y camina despacio, salta unas piedras que están en medio de la acera, dobla la esquina y trepa una de las paredes que da a una casa llena de árboles, los niños se paran y apuntan mientras ríen, el gato se ha caído y en el intento de escapar choca con los arbustos que están a un costado, ¿así quieres escapar de mi?, así no, lo pensaría muy bien, trataría primero de encontrar una canción de escape, ¿viste que todas las escenas de cine donde el protagonista huye ya sea del destino o de alguien suena una canción?, quizás elegiría una de Coldplay, una de James Blunt, esperaría que duermas y en medio de la noche agarraría las pocas cosas que pueda llevar, en silencio saldría, despacio, sé que tienes el sueño liviano, la otra noche bastó el ladrido de un perro y estabas en la ventana viendo si el pobre animal había tropezado y quejándote que puede caerse todo y seguiría durmiendo, dejaría una carta sobre la mesa de noche explicando que he decidido tomar nuevos rumbos, probar con algo que no sea tan fuerte, diría que temo acostumbrarme, las ideas han venido todas al mismo tiempo, algunas gritan que me quede, otras que vea que pueda pasar y las menos que huya, como siempre, mis debilidades son más fuertes que yo y tomo la decisión de hacer caso a las últimas, te daría un beso en la frente, acariciaría tu cabello que aún estaría húmedo por la ducha que tomas a medianoche, te taparía con la sábana, mueves los pies y quedas siempre al descubierto, me gusta verte así, pero pasan unos minutos y me digo que puedes resfriar. A medida que me aleje recordaría que olvidé cerrar la puerta, se cruzarían dos o tres ideas de volver y hacer como si nada hubiera pasado, puede que me acostumbre a la idea de verte todos los días, los autos pasarían uno tras otros mientras camino por una orilla con miedo a que hayas despertado y al no verme a tu lado agarres unas cuantas cosas y me sigas a lo lejos tomando el mismo camino que voy rumbo a uno de los alojamientos del centro. Con el tiempo pensaría que fue un error y en algún momento intentaría volver, pero pasamos tan poco juntos que inconscientemente olvidaría el lugar, el condominio, el departamento, la cama en que solíamos dormir.

¿Harías todo eso por dejarme sola?, respondo afirmando con la cabeza mientras veo los niños correr y entrar a la casa que ha estado con la puerta abierta, un beso suave, apoya la cabeza en mi pecho, cierra los ojos y me abraza.

lunes, 17 de agosto de 2009

ESTA VEZ, SIN TÍTULO...

I.
Para quienes han estado en una situación complicada, mejor decir, una relación complicada es terrible enfrentarse a situaciones nuevas, mantener el control es clave, vital, en una película escuché una frase que más o menos dice: en una relación siempre hay uno que se enamora con el corazón y el otro con la cabeza, Dios, espero no ser de los primeros. Suena cursi, demasiado, no pensé hace un par de días escribir algo así y no es que ande enamorado, quizás un flechazo en la oreja o la mandíbula, no es eso, es un flash rápido, demasiado, un razonamiento aislado (borraría estas líneas, pero como decimos en La Paz "qué siempre")

Lo peor es meterse en una relación en la que de antemano sabes que está destinada al fracaso, por equis o zeta motivo, está 100% destinada al fracaso, entonces ¿vale la pena seguir?, un amigo JJ tiene razón al decirme que “es complicado y mejor es salir cuanto antes de ahí”, otra amiga de la oficina dice “hay que intentar, todo en la vida es un desafío, no te comprometas demasiado y que tu vida no gire en torno a alguien” y otra amiga, doctora ella, tajantemente aconseja “hay que meterle con ganas a la relación, con todo, haz que valga la pena, hay que luchar”. Iré por el camino moderado, ni huir, ni lanzarme a la piscina, veremos primero si hay agua.

Sucedió lo peor que podía haber pasado, llamó mi madre a las 2 de la madrugada para avisar que una sobrina jugando se había roto el brazo y que estaba delicada, pero gran sorpresa gran, quien contestó el celular a esa hora no fui yo; intentó una segunda vez y listo, el carajazo esta mañana fue monumental y sus razones son valederas, las mías poco sustentables, ¿qué me espera?, conociéndola, por lo menos un par de días recordará la irresponsabilidad de mis actos y la vida desordenada y caótica que llevo, lo cual no es mentira, pero suelo mantener en privado, dando simples esbozos, pero esta vez, no hay escapatoria, dejaré que las aguas se calmen un tanto. Nico, el hámster que llevo en la cabeza parece haber tropezado y algo se ha detenido arriba.

II.
Una semana atroz, por fin pude dormir anoche, 6 horas completas, la racionalidad y el hastío estaban cada vez más presentes, llegué a odiar la televisión, la música, los libros, el sol, el vendedor de periódicos, el portero, hasta la comida clásica de fin de semana. Anoche por fin pude dormir con cero alcohol en las venas, y estando sano ¿qué ocurre?, le echa un aguacero de los mil demonios, esto no pasaba estando ebrio, los días eran de sol pleno ¿o será que parecían días llenos de sol?.

III.
La última salida JJ fue jodida, realmente jodida, no sólo por los tragos, las horas de rockola o la jarana final, viejo que despute, realmente que despute hermano, esta vez debí dejártela, hacerte caso y salir de ahí, huir, escapar, decir: piecitos para que los quiero e ir donde querías ir pero no, tenía que hacer caso a mis instintos que andaban en otra o dormidos por el grado etílico que llevaba. ¿Ahora como salgo de ésta?, ¿dónde está el chapulín colorado cuando se lo necesita?, ¿esteee, Jebús, estás ahí?

IV.
Ahí está señoras y señores, no hay comentarios, no hay nada, quisiera decir unas líneas, escribir unas palabras, explicar algo, pero no hay nada, ¿decir algo?, estaría demás, solo: ella, la causante de muchas cosas. Este no es un post, es una confesión confusa, llena de cosas muy personales que dejan de serlo a partir de su publicación, leí 20 veces el texto y a pesar que sé no debo publicar, me vale madre, ya volveré con más formalismos en otra.


ACLARACIONES NECESARIAS:

* Fui malentendido, no dije que MI relación empezó destinada al fracaso o 100% muerta, era simplemente un comentario querida Lucy que quizás no supe realmente explicar. Gracias por el comentario, la verdad es que las relaciones en si, con JJ hablábamos que algunas relaciones empiezan muertas, no es mi caso, todo OK, 100% OK.

* Obviamente que en toda relación hay que ponerle ganas y ésta no será la excepción, es mejor intentar y fracasar que nunca intentar.

* Como en todo, hay puntos flacos y sólidos, quien sabe que pase mañana, hoy las cosas están bien, como deberían estar siempre.

* Ya sé manny que pensamos diferente, ya discutimos por chat hace rato Ja!, casi nos sacamos la infundia, pero vale, respeto tu punto de vista.

* La irresponsabilidad LUCY es de ambos, un baile es de a dos, así que a recomponer todo, las exageraciones que cometo son una irresponsabilidad muchas veces, las manejo con pinzas. No te enojes. Gracias por el comentario.

* No soy pesimista, jamás, mis depresiones van por si no escribo algo, no leo, no veo una buena peli, cosas simples, en lo demás estoy 100% tranquilo, palabra de asesino.

Como decimos en La Paz, GRAVE SIEMPRE HABÍA SIDO, JA!... SALUDOS...

jueves, 13 de agosto de 2009

PAOLA

I.
Concluyó el taller de arte creativo Autoexigencia I, rescato muchas cosas, las críticas constructivas, las dudas razonables, la diversidad en la escritura, los estilos marcados. No voy a cambiar mi estilo, no me considero seguidor de ninguna corriente, porque no leo corrientes literarias, soy un simple lector que consume lo que cree va a gustarme. Estoy interesado en la literatura japonesa (no la comercial), un par de textos llegaron a mis manos y espero dar fin las próximas dos semanas. No me gustan las vacas sagradas, García Márquez, Vargas Llosa, no les gusta que no me guste, odio los tecnicismos, las miradas con lupa, los espacios interlineales, tengo aire rebelde en las venas, en silencio, los miro, escucho, no comento, escribo y listo.

II.
Antes tenía respeto por los lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, tenía respeto, el descontrol ha llegado a su punto máximo, esta semana ha sido por demás agotadora. Lunes en la inauguración del night club, ocho y cuarto de la noche, número 23 dice la puerta, suena el timbre, un chico de no más de 21 años me hace pasar a una sala de lo más lujosa y a medio iluminar, está lleno, hay “gente bien”, un vaso de champagne, uno de vino, elijo vino, sentado en un rincón pienso que algo le falta, me distraigo con unas revistas sobre las mesas, se acerca un señor, tendrá 40, 45 años, comenta que el lugar es lujoso y la invitación la recibió hace dos semanas, su mujer ha viajado. Los baños limpios, la atención impecable, salen ocho chicas, se paran delante nuestro, elegimos dos por cabeza, piden vodka, whisky, margarita, dice una, prefiero un whisky, Paola habla, cuenta que va a cumplir 20 y espera que alguien le regale un peluche de su tamaño (1,70 aprox.), sus papás divorciados viven lejos, por el Parque Industrial, estudia en la universidad y para pagar sus estudios ha elegido esto, tiene dudas, miedos que con el pasar de los días tendrá que acostumbrarse y hacerse la idea, la invitan a bailar, estoy cómoda, gracias, sólo una canción, agradece y se queda conmigo, no pregunto porque decide quedarse si soy de lo más aburrido, habla de las materias y los horarios dispares, sus amigas son flojas y andan más preocupadas en conseguir cortejo que en estudiar, lo hago por mis hermanos, por mi, quiero ser alguien en la vida, han pasado dos horas, tres horas, bailamos, pregunta cosas personales, invento un nombre, invento una profesión y un lugar de trabajo, cuento de viajes que no he realizado, de imágenes que he soñado, ríe, pregunta, duda, he leído Ladies Night de Ramón Rocha Monroy, conocí un par de lugares, un amigo se llama Villena, es policía, ríe, me abraza, bailamos, me besa, dice que soy diferente, el mismo discurso, la misma salida que suelen tener.

Tres de la mañana, caminamos rumbo a mi departamento de la mano, tiene un cigarrillo en la boca y en la mano una lata de cerveza, me abraza, hace frío y un par de perros juegan en una de las aceras, un guardia de seguridad saluda, alguien ha dejado una pila abierta y el agua corre por la acera, va tres cuadras y se pierde dando vuelta una esquina, llegamos, me disculpo por el desorden, he viajado y me falta tiempo para ordenar, como todo soltero, enciende la televisión pone Telehit, toca Caifanes, se echa en uno de los sillones, quiere que la abrace, quiere fumar algo fuerte, apenas podemos sostenernos en pie, marihuana, ¿coca?, no tengo, pastillas y vodka, tomamos, sentimos que todo da vueltas, la música desaparece de a poco, no recuerdo si encedí las luces o estamos a oscuras, se pone de pie, comienza a bailar, la ropa va cediendo a la piel, un Red Bull, demasiada cafeína, dice que hace calor, tomamos una ducha. Seis de la mañana despierto, está durmiendo, abraza una almohada, se da cuenta que el sol no tarda en salir, se arregla el cabello, no encontramos un broche, da igual, le alcanzo 20 bolivianos para el móvil mirando de reojo la ventana, no, esto no es por dinero, nada ha sido por dinero. Diez de la mañana llama al celular y pregunta si estoy bien, ha sido una noche loca, los efectos de las pastillas y el alcohol van desapareciendo, me doy cuenta que no he ido a trabajar y quizás tampoco lo haga, tomo dos pastillas para reaccionar, entro a la ducha y duermo. Diez de la noche, salimos a caminar, la espero en la esquina, caminamos, intenté suicidarme dos veces ¿vos?, ninguna contesto, estuve sentado en el piso 15 del edificio Ballivián en La Paz con los pies en la ventana pero no quería suicidarme, solo quería probar la sensación, me muestra las muñecas, los brazos, tiene marcas, la abrazo, me abraza, saldremos el viernes, no me importa nada, es un trabajo como todos los demás.

III.
Estoy de muy mal humor hace días, los hombres también tenemos nuestros ciclos así como las mujeres durante la menstruación tienen unos cambios brutales, los hombres, cuando pierde nuestro equipo, tenemos esos ciclos de depresión; no es fútbol, es vida, la vida monótona, nada parece funcionar, espero estar en Santiago a fin de año, Corumbá en octubre, quizás Montevideo en febrero, sigue el empute, nada parece funcionar.

VIERNES 14.08.09 (Actualización del post)


I.
Mi infinito agradecimiento a Giovanna Rivero por canalizar las letras que escribo y con una crítica verdaderamente constructiva mostrarme que todo en la vida puede mejorarse. Gracias mil.

II.
Jueves, 20:30, puerta 23, busco a Paola para saber si lo que ha pasado el día martes ha sido un flash o hay algo más ahí, la veo, está linda como la recuerdo y en sus ojos está la luz que me ha cautivado y hace que me pregunte si vale la pena mezclarse en una “relación” que un 99% de la razón indica no debo seguir. Me ve, se acerca y charlamos un rato, pregunta cómo estoy, pregunto cómo está, nos sentamos y hablamos con la verdad, ha dicho algunas mentiras que ha sabido disfrazar muy bien así como he dicho mentiras que he sabido aclarar, a diferencia de lo que uno cree nadie dice la verdad absoluta, solamente la confianza lleva a desentrañar algunos misterios y poner en evidencia lo que no es. Tomamos una cerveza, se vuelven dos, tres, cuatro, pierdo la cuenta, José está con otra niña que parece buena onda, no me preocupo, suena en la rockola las canciones que vamos colocando una a otra, he perdido la cuenta de cuantas monedas van, hemos monopolizado el lugar y en sí todo el local, es bueno ser exclusivos de vez en cuando. Son las cinco de la mañana y no quiere que me vaya, no me quiero ir, decidimos empezar a salir, solo el tiempo dirá que pasa, es mejor arrepentirse de lo intentado que arrepentirse de lo que pudo ser y no fue.

Quedamos en palabras que esta noche hemos de aclarar y definir en que situación estamos, dice que quiere salir, compartir, pasear, me cuesta creer, dice que me quiere, nadie puede decir que no hay dudas, esta noche hemos de aclarar.

III.
El mal humor va pasando, creo que fue cosa de un par de días, no puedo pedir más, quienes me conocen dicen que no puedo pedir más, tienen razón, no hay silencio, no hay ruido es una mezcla de sentimientos dispersos que tengo que definir el lugar que le voy a dar.

lunes, 10 de agosto de 2009

PASTILLAS DE MEMORIA...



I.
Paseamos por toda la ciudad, visitamos los puestos más sencillos, los más grandes, los pies nos dolían, el cansancio estaba en cada paso, nos sentamos en la orilla de las aceras y de rato en rato tomamos una Pop morena, Nacho (mi nene) y yo nos cansamos de buscar las últimas dos figuritas de La Era de Hielo 3. Papá, te dije que compres sobres, ahí deben estar, no hijo ahí salen solo repetidas, hazme caso papá. Compramos seis sobres, todas repetidas, ¿ves hijo, todas repetidas, no te lo dije?, está bien papá, no te preocupes, por lo menos lo intentamos, éstas las corto y las pego en la pared, igual sirven. Tiene 3 años y 7 meses de edad.

II.
Un lugar de 2 x4 mt., una rockola, teníamos 23 monedas gratuitas para elegir las canciones, hubo de todo, desde Bronco hasta Guns, quince botellas de cerveza que vamos terminando de a dos, las embarazadas toman dos vasitos para que el nene salga choco y crespo, dos vinos, dos botellas de amarula; un churrasco de lo más interesante, si no fuera porque faltaba un poco de sal a la carne y hacía como 10 grados y un viento de hasta 60 Km/h hubiéramos quizás compartido un poco más. La reunión de los amigos de la maestría duró hasta las 21:00. Viviana me acercó en su auto hasta medio camino, me di cuenta que no tenía un centavo, caminé una hora y media para llegar a mi departamento.

III.
Domingo por la mañana no resisto más y compro el libro “Cinco” de Rodrigo Hasbún, eran las 9:45, me siento en una banqueta en la plaza, hacía frío, quizás 13, quizás 14 grados y un viento que congelaba el alma, un café (son los mejores los que venden en la plaza). De rato en rato las palomas caminan buscando comida, dos juegan, me dan ganas de agarrarlas a patadas, vuelvo al libro. Son las 13:45 y digo “valió la pena”, buen libro, “El lugar del cuerpo” es mucho más estético y trabajado, pero ambos son imprescindibles. Un último café con leche, 3 Bs., voy caminando al Hipermaxi, compro una bandeja con pollo deshuesado, una leche evaporada, una bolsa con pan y unas galletas que tienen buen aspecto. Salgo, compro unas alitas picantes y “chuicitos”, los primeros siguen en la heladera, esperemos recuerde que siguen ahí y no como las últimas que las saqué cuando ya estaban verdes.

IV.
Llego temprano, 15:30, unas yoguen de mandarina con piña, empiezo a leer el libro Contraluna de Giovanna Rivero, la primera parte dice “La maldad de las niñas”, primera vez que hojeo literatura erótica y feminista (está claro que es así). 18:20, estoy sentado esperando que empiece “Los fantasmas de mi ex”, la sala llena un 70%, a oscuras, es difícil encontrar un asiento que de al pasillo, caen unas cuantas pipocas dulces, esta vez pido Simba, me cansé de Coca y Fanta. Buen mensaje, parece que estaba dirigida hacia mi. No me gustó mucho la película pero tiene buen mensaje. Al salir veo dos chicas simpáticas, veo en un espejo mi vestimenta, guantes y gorro, abrigo de mi padre, pantalón café, ellas con mini y poleritas apretadas, pienso, qué loco está el mundo.

V.
Se acerca un hombre de unos 50 años diciendo “regáleme una moneda de 2 bs. por favor”, respondo “porqué!!”, “porque mi madre ha salido y no ha vuelto hasta ahora”, doy una carcajada, saco la moneda de 2 bs. y se la entrego pensando que es una buena respuesta, la carcajada vale ese precio.

VI.
Mi celular ha sonado tres veces el fin de semana, dos llamadas de mi madre preguntando si sigo vivo y una de mi hermana indicando que ya tiene la primera temporada de Transformers y me la envía esta semana. Paso encerrado escribiendo cuentos que cada vez son más tristes, las tres amigas que lo leen la noche de domingo, compartiendo un vino, me abrazan, una llora, la otra se queda en silencio y la tercera pregunta porque escribo eso, no tengo respuestas, escribo lo que nace, lo que está, no hay demonios, no hay fantasmas, no hay que exorcizar nada, escribo lo que siento, me dicen que intente algo alegre, que busque otra faceta, veremos más adelante.

VII.
Inauguran hoy lunes un night club a cinco cuadras del condominio, tengo invitación VIP, iré solo, habrá interesantes premios, bailes eróticos y sorteo de “productos de la casa”.

miércoles, 5 de agosto de 2009

PROBLEMAS EN EL PARAÍSO

Es el cuento más largo que he escrito:

SOLO PARA FANS (realmente solo para fans)



PROBLEMAS EN EL PARAÍSO



Lucía sabía que las noticias vuelan y la imagen de Renata muerta ha recorrido la ciudad, no sabe exactamente que va a pasar hoy cuando deba ir a su curso en la Universidad. Compró el periódico y vio en la Sección Policial una escueta noticia acerca de la muerte de un grupo de universitarios entre los que se encuentra ella, estudiantes de la carrera de arquitectura, en el Valle de la Luna, el rescate de los cuerpos casi irreconocibles por miembros de la policía.

Son cosas que pasan pensó en principio, derramó un par de lágrimas sinceras, todos sabíamos que se conocían, durante las últimas semanas se había complicado, habían incluso llegado a compartir un departamento en la calle 2 de Obrajes e hicieron juntas algunas compras de muebles y artículos de menor valía. Es normal en la vida que llevemos un poco de tristeza, pero esas lágrimas que fluían tenían un sentido humano demasiado humano, eran lágrimas de dolor, de esas que solo salen cuando hemos perdido una parte de nuestra vida, no nos dejan respirar, comer, dormir, vivir.

Sin duda no era extraño verlas en las mismas materias y horarios, compartiendo en la cafetería de la universidad, el Internet de la 3 de Obrajes o el billar que está en la 5. Salían los fines de semana, intercambiaban ropa, accesorios y muchas veces se peinaban igual, eran amigas como esas que no se encuentra normalmente hoy en día, a ellas nos habíamos sumado de a uno hasta formar un grupo que por las características innatas creamos un sello marca registrada, el Paraíso; estaba el poeta, el aventurero, la romántica, la líder, el desinteresado, la despistada, todos teníamos nuestro rol, el de Lucía era el silencio, esa llama apagada que uno no sabe cuando ha de explotar y Renata, la aventura, el peligro, la líder, tan cerrada y secreta, tan locuaz y sencilla, un mundo de contradicciones en sí misma.

Hace un par de días Carlos había notado a Lucía un tanto preocupada, callada, más de lo normal. El viernes pasado contó que la había visto en los jardines de la U, sentada en una de las banquetas que están a los costados, con los ojos cerrados, los audífonos de su mp3 en las orejas, casi en silencio, moviendo el pie izquierdo y los labios, vestía como es su costumbre esos pantalones de tela negra anchos estilo hippie, una blusa adornada con características andinas y una gorra de lana, los zapatos deportivos de colores, esos que están de moda, si no fuera por la mochila y los cuadernos que lleva, bien podría asemejar una de esas tantas vendedoras de artesanías y chucherías de las que está lleno el centro de la ciudad. Le preguntó si podía sentarse a su lado, ella se llevó un dedo a los labios en señal de silencio y le hizo espacio, se acomodó, le pasó un audífono y se enteró que escuchaba nada, quizá la canción que cantaba era una inventada o simplemente quería dar la sensación de estar ocupada y pasar inadvertida unos minutos, su imagen concentrada en la nada, sus momentos de inspiración, era su espacio en que se alejaba del mundo, quedaba en la más completa soledad, tan solo la inspiración y ella misma haciéndose compañía.

¿No entraste a clase con el doctor?, no, está Renata, llegué tarde, ya saldrá, estoy haciendo hora. Fue toda la charla, todo lo que dijo, nos enteramos días después que era lo único que había comentado en toda la semana. Sin que dieran las diez, hora en que suele terminar la clase, tomó la mochila, encendió el mp3, esta vez lo encendió, se despidió de Carlos y bajó caminando las diez o doce gradas que une el jardín a la calle, casi como alma en pena fue caminando y moviendo la cabeza de un lado a otro, lento, despacio, no había prisa, aún no eran las diez, movía un poco la mano derecha y dando leves giros fue perdiéndose entre las sombras que los árboles dan a las calles semivacías y que solo la luz de los autos que van hacia Miraflores iluminan la calzada, una silueta ligera era todo lo que se podía ver.

Renata no la buscaba, no preguntaba ni hacía el intento de ver si la esperaba ése ni los siguientes días, se despedía de todos e iba caminando, las manos en los bolsillos de la chamarra, el gorro de lana, los guantes rosados, en silencio, demacrada, quizás un chicle en la boca. A ninguno nos entró la curiosidad de saber que había pasado, aunque debo reconocer que un par de segundos nos miramos desconcertados, era una de las pocas, por no decir la única vez, que no preguntaba la una por la otra, levantamos las manos en ademán de duda e inclinando la cabeza y una leve mueca nos respondíamos, no sé.

Ayer después de hablar con Renata, que suele ser misteriosa pero con un par de cigarros suelta algunos secretos, nos enteramos que habían discutido y aquello que muchos presumíamos pero no estábamos seguros y a decir verdad tampoco nos importaba en demasía, se había dado, nos enteramos que eran pareja hace un par de semanas, solamente la familia de ella conocía la relación y aunque en principio tuvieron miedo, terminaron aceptando la decisión. ¿Cómo no nos habíamos dado cuenta si hace tiempo las veíamos en todo lado, jugando, compartiendo incluso abrazadas?, en todas las reuniones dentro y fuera la universidad caminaban juntas, rozándose las manos, miradas cómplices y risitas casi desapercibidas, un par de veces las vi dándose un beso, lo que a lo lejos me pareció un simple saludo; era inconcebible que nadie se hubiera cuestionado hasta entonces tanta amistad, un sub grupo en el grupo. Nos contó que la relación se fue dando como se van dando las relaciones, se conocieron en clase del Sr. Robles, salieron al cine, a unas cafeterías del centro, los fines de semana a la 20 de Octubre a tomar unos tragos, nada del otro mundo. Con el paso de los días la relación se fue haciendo más estable aunque para su gusto Lucía se lo estaba tomando demasiado en serio, le había pedido ir con calma. Lucía no lo tomó tan bien y aceptó de mala gana mostrando desde un principio que para ella todo iba en serio y dando muestras a pantallazos de sus celos leves al principio y más fuertes luego. Comenzaron las discusiones, las peleas, las dudas, todo fue un proceso.

No las vimos un par de días hasta que Renata apareció callada, la alegría que suele derramar estaba casi apagada, vestía formal como no la habíamos visto en este tiempo y es que hace un par de días empezó a trabajar en una conocida empresa de telecomunicaciones, su tiempo en la universidad se había limitado a las clases esencialmente importantes, dejando a un lado las materias secundarias, asistía regularmente a clases aunque a veces llegaba, saludaba y se iba. Esto seguramente no debió haberle caído bien a Lucía quien acostumbraba a acompañarla a todo lado, sentimos un vacío. Los siguientes días la notamos distante, apagada, había cambiado los pantalones anchos y las blusas blancas por sendos jeans y chompas un tanto formales, dijimos entre nosotros que ambas habían dado un giro en la vestimenta y aún no sabíamos quien quería parecerse a quien.

Ayer invitaron al grupo a una reunión en el Valle de la Luna, todos iríamos el domingo, para unir más los lazos de amistad que últimamente se estaban distanciando, no sólo por el trabajo de Renata, las materias se hacían más complicadas, teníamos más trabajos que presentar, Pamela empezó a estudiar una carrera paralela, Psicología que según ella era su verdadera vocación, yo que entre las clases y los ensayos con la banda no participaba mucho en las reuniones últimamente. Valía la pena sacudirse un poco de los estudios, pensar que la vida no se resume a un montón de libros ni en estresantes sesiones de exposiciones o presentaciones de maquetas en escala, clases magistrales ni noches en vela, teníamos que sacudirnos el tedio, olvidarnos un día, sólo un día de la carrera. Inevitablemente tuve que disculparme, la banda se presentaba el sábado por la noche en Teliu’s y como siempre las tocadas suelen durar hasta las tres o cuatro de la mañana debiéndome quedar hasta por lo menos las cinco a recoger y ordenar los equipos para llevarlos a casa de Julio, no valía la pena ir adormilado y arruinar con mi acostumbrado dolor de cabeza la reunión, le dije a Pamela que vayan tranquilos, que llame a las once de la mañana antes que empiece la guitarreada y agarraba el Ford 80’ de mis padres llevando una o dos cajas de cerveza, que a esa hora seguramente ya haría falta y dos pizzas para pasar el día.

Se reunieron la noche del sábado, fueron a casa de Cristian, tomaron unos tragos cortos aprovechando que sus padres habían dejado la ciudad por cuestión de negocios o vacaciones, no sé, tomaron hasta las seis o siete de la mañana que es cuando contrataron dos móviles para que los lleve hasta la zona sur, no hubo problemas, nadie había perdido el conocimiento, no hubo quien se acuerde de comida o algo sólido para llevar, lo único que pareció raro a todos es el distanciamiento cada vez más pronunciado entre Renata y Lucía, no se dirigieron la palabra en toda la noche, cruzaron un par de miradas y nada más.

Pamela llamó a las siete treinta, siete treinta y uno, siete treinta y dos, siete treinta y tres y siete treinta y cuatro de la mañana pero como había tenido una noche agotadora no escuché el celular, lo dejé en el bolsillo de la chaqueta sobre el sofá. A las diez y treinta cuando desperté vi las llamadas perdidas y un mensaje de voz confuso, no entendía lo que decía, mencionaba algo que se salió de control y más nada, traté de comunicarme con ella pero su celular estaba apagado, intenté con Lucía y al tercer intento contestó un tanto adormilada y con voz temblorosa.

- Lo siento mucho, no puedo hablar, ha pasado algo, ven pronto, necesito que vengas ya mismo.

A las once, como había quedado, fui hasta el Valle de la Luna, a lo lejos vi a Lucía sentada en el piso, con marcas de haber caído o peleado, la tierra la llevaba en manos y cara, la ropa impregnada de un café claro y oscuro, sin zapatos, el cabello en total desorden y en las manos un objeto negro, pequeño, temblando y protegida con una manta de las que suele llevar a la universidad, tiene los pies fríos y por tanto carga siempre una en la mochila.

- Quiero irme, no quiero seguir aquí, vamos.

No se sentía bien, estaba demacrada y con signos de haber vomitado, eché un vistazo general y parecía que no había nada ni nadie por los alrededores, era una fría mañana de domingo y algunas gotas comenzaron a caer, le pregunté por Pamela, por Renata, por Cristian, ¿dónde se habían metido todos?.

- Quiero dormir, por favor, quiero dormir.

Intenté un par de veces más ubicar a Pamela pero daba mensaje el celular, así que no llamé más.

A las ocho de la noche cuando alistaba los instrumentos y afinaba la guitarra para el último concierto del mes, recibí una llamada de Carlos, me pedía encontrarnos en Café Ciudad en treinta minutos, su voz no daba lugar a dudas, era urgente, llamé a Juan, el baterista de la banda para que se encargue de llevar todo al boliche, nos encontraríamos más tarde, llegué al Café a las ocho y media; estaba intranquilo y con una mirada en las que no se necesita decir nada, supe que Pamela ya no estaba, supe que Renata ya no estaba, supe que Rodrigo, Cristian, Fabiola y Carla ya no estaban, ya no estaban, Lucía le había contado todo. Lloramos en silencio, nos abrazamos en un rincón, la sangre se congeló en mis venas, el frío que desde niño no he sentido, como cuando murió mi padre a los seis, apareció más frío que nunca, las palabras se perdieron en medio de un dolor contenido, no salía ni un “lo siento”. No pregunté que pasó, no me interesa saber, dije, llamamos a la policía e indicamos de la muerte de los amigos, de nuestros amigos, nos citaron a las diez, fuimos a las diez, en el más absoluto de los silencios. Fueron los minutos más largos que recuerdo estos años, más largo que aquellos en que duró la operación de mi padre, que aun de niño supe entender, más largos que la espera en el cementerio durante su entierro.

Lucía y Renata habían peleado hace un par de semanas y la convivencia se tornó insoportable, nacieron las dudas, las recriminaciones, se desafiaron, buscaron una solución a la relación, una propuso darse tiempo, la otra ignoró el pedido, prometió que si no era de ella, sería de nadie, sabía esto, Lucía me contó hace dos días su desasosiego, la pena que se había apoderado por completo de su vida, el insomnio que se había instalado en su cuerpo, por primera vez en la vida me contó su plan, había momentos en que se arrepentía, no quería dejar morir la relación, perder la amistad, sentía que el mundo se le venía abajo, me habló de muertos y de vivos, sabía lo que intentaría pero no creí que sucediera.

Ante la insistencia de soltar el arma trató por última vez de pensar, de aceptar, apuntó a la cabeza, al pecho, falló uno, dos, tres intentos, Renata no podía hacerle entrar en razón, lloraba desconsolada, gritaba que perdió todo y sin ella nada significaba su vida, la vida. Uno a uno los fue matando, no escuchó razones, en el pecho, en la espalda, todo se resumía a Renata, su amiga, su amante, su vida, pidió escuchar un último “te amo” y disparó, quiso detenerse pero una fuerza más grande que ella misma se lo impidió, no fue uno o dos, fueron tres disparos, lanzó los cuerpos al barranco. Vi el arma, vi los cuerpos, logramos limpiar lo que se podía limpiar.

Por el bien de las familias tratamos de mantener silencio, de reducir el ruido que este tipo de muertes suele provocar, de esos pactos que sólo nosotros solemos entender, no es necesario explicar nada, hay veces que la vida no tiene razones, no da razones, la muerte tampoco. Nadie pidió pruebas, ninguna familia buscó respuestas, en silencio recogieron los cuerpos, en silencio los llevaron a la ciudad, en silencio se hizo la autopsia y en silencio se dieron los entierros.

No preguntaron que pasó, a nadie le importa lo que haya pasado, las palabras mucho tiempo estuvieron ausentes en todos, en las familias, en nosotros, las imágenes volvían y en silencio se iban, callados caminamos por los pasillos de la universidad, tan vacíos, tan carentes de amistad, personas que vienen y van, recordamos a los amigos que ya no están, asistimos a clases y nadie se atreve a ocupar los lugares que ellos han dejado vacíos, respetamos su ausencia. Seguimos frecuentando la cafetería de la Universidad, el Internet de la 3 de Obrajes, el billar que está en la 5, no hablamos de la relación ni del grupo, de los celos o muerte, no hablamos de nada, poco a poco las puertas de nuestra marca tan cerrada y secreta se fueron abriendo hacia nuevos miembros, nuevos amigos y como todo en esta vida, fluye, avanza, nos reunimos nuevamente ocho, nos miramos, suele pasar, dice Lucía, suele pasar respondo, casi en silencio decimos, suele pasar, bajamos las diez o doce gradas que une el jardín a la calle, abrazados, de la mano, solo los vehículos que van a Miraflores iluminan las calles semivacías y los árboles nos protegen de la luna que esta vez ha salido temprano, nos miramos casi en complicidad irreverente y decimos, también hay problemas en el Paraíso.

lunes, 3 de agosto de 2009

LUCES


LUCES DE COLORES



Entre líneas blancas y amarillas nace cada mañana su despertar, inmóvil, echada, en los sueños de ojos cerrados eternos arcos elípticos, parábolas cerradas, otras abiertas, moviéndose con desgano, cada movimiento único, complejamente sencillo.

Escuchaba cada mañana el buen día acostumbrado y una historia diferente, quizás Neruda, Benedetti, no sabe realmente de autores, sólo de letras, su mundo son las letras, escuchar palabras unas tras otras, algunas con más sentido, otras menos sentimentales, memorizaba frases que le gustaban y las repetía entre luces de colores, aquellas que veía cuando quería, cuando le nacía verlas, sentía el sufrimiento de los personajes, lloraba por dentro, reía a carcajadas, pensaba soluciones a los dilemas pasajeros, vivía en cada viaje, hacía suyos los momentos interminables, amaba cada segundo del día, escuchaba y repetía los versos que frecuentemente logra hacer suyos, de amores lejanos, de sueños cumplidos, peleas de parejas disfuncionales, de lugares fantasmales, de brisas nocturnas y viajes interminables.

Estrellas rosadas cayendo, algunas en principio, a montones luego, las agarraba todas, se impulsaba con los pies, teniendo un montón las aventaba hacia arriba y sonreía, valía la pena, a veces escuchaba su propia risa, muy despacito, esa felicidad no tiene precio, no la cambiaría por nada, de vez en cuando se siente cansada de tanto jugar, de tanto reír y se rinde al sueño, sigue la fantasía, sigue la risa escondida, continúan los viajes, es una alegría interminable, perfecta.

Silencio abismal que parece eterno, de pronto llega y se queda, mil años, cien años es perenne, aunque no sabe realmente lo que significa esa palabra repite, crea un concepto, se pregunta otra vez y responde, eso es, así es. Juega en silencio, esta vez son gotas de todo tamaño que rebotan en el fondo del hoyo, mientras suben cambian de color, se hacen redondas, a veces ovaladas, se pierden de vista, lejos muy lejos, donde ya no puede ver y otra vez en silencio queda, cansada, riendo, juega con los versos de Alfaro, le gusta Allende, aprende con Wilde, canta en silencio, baila, se mueve el compás de una canción, no extraña nada.

Todo es paz, todo armonía, no necesita más, nunca escucha gritos, nunca escucha peleas, simplemente la voz de su madre, de su padre, cree que hay conexión, que ellos están en su mundo separados simplemente por una barrera delgada de sonido, los ve, hace tiempo que los ve, no necesita saber más, sentirlos cerca, abrazarlos cuando tiene miedo, llorar despacio, reír entre gritos, ellos siempre estuvieron y siempre estarán. Así es el mundo, su mundo, fantasía pura, es todo lo que conoce y cree debe ser, no puede moverse, al menos no físicamente pero en su mente ha logrado incluso volar, dibujar con sentimiento, crear en desorden su propio caos; desde que nació no ha dicho palabra alguna, a nadie, pero para sí, grita, murmura, cree que la escuchan y es que en su mundo todo es diferente, todo es perfecto, un lugar en el que todo puede pasar, cantar, reír, volar, crear, eso es vivir.