jueves, 25 de marzo de 2010

¿Y, NOSOTROS LOS FEOS?



El pasado viernes en un céntrico café de la ciudad tuve una reunión con un par de amigos y amigas en el cual discutíamos el último descalabro del interés por organizar el Miss Universo de este año en nuestro país, como lo dijo la ministra Zulma Yugar “tenemos un 70% de probabilidades”, acá en Santa Cruz decían “ya está el 95% asegurado”, pero no contaban con la astucia (no del Chapulín) sino la de ésos que lanzaban porcentajes, que revisaron todo, instalaciones, hoteles, carreteras, comunicaciones, vestuario, modistos (y modistas) que iban a venir, televisión internacional, turismo (¿sexual?), etc. Pero se olvidaron de un pequeño detalle, se olvidaron de revisar las cuentas, el costo de organizar un evento así, en el que sacan multas millonarias hasta por que se quema un foco. Al final, como siempre nos pasa, nos faltó un centavo para el peso.

Tanto revuelo, tanta alharaca por algo sin sentido, ver como un puñado de mujeres desfilan y se elige disque la más bella (física porque intelectualmente andamos mal). “La Galindo” hizo revuelo y medio en este tema, limpiándose la boca luego de su triunfo, diciendo que ella fue la responsable de la no organización de tan magno evento en nuestro país. Comparto con ella en que hay mejores formas de perder el tiempo y mejores formas de gastar la plata, valoro su entereza y admiro su posición.

Un amigo decía, que esas mujeres, las que concursaban, eran como el pescado, sirve todo menos la cabeza, no sé si tendrá razón o no, pero la experiencia dice que esas “niñas bien” son más ignorantes que cucaracha anémica. En el Miss Santa Cruz se “preparan intelectualmente” durante un mes (como muchas de ellas afirman), ¿cómo?, la Organización le pasa un listado con preguntas y respuestas de cultura general que ellas tienen que memorizar, cual alumnas de colegio, y luego de esas preguntas el jurado escoge o sortea unas cuantas y se las hacen en el concurso… quien descubrió el continente, con qué ciudades o países limita el departamento, qué es el patujú, los últimos cinco gobernadores, tres comidas típicas, y las clásicas, ¿qué harías para que el mundo sea un lugar mejor?, ¿qué consejo le das a los jóvenes que las ven como modelos a seguir (o perseguir ja!)?, ¿cómo te ves de acá a cinco años?).

Las amigas saltaban pues como payaso de resorte en cajita adornada diciendo que no todas son así y que ese grupito “las hacía quedar mal”. Es cierto, las mujeres son mucho más que un pinche concurso de mierda, están las madres, hermanas e hijas que luchan día a día por la familia, que buscan el sustento del hogar, son más organizadas que los hombres (hay que reconocer eso), tienen más instinto para las cosas… la mujer es base de la familia y la sociedad misma.

En una ciudad como la nuestra, en que desde pequeñas juegan a ser modelos, a ver en que telenovela podrían participar, parece que no hay más remedio que cerrar los ojos, taparse las orejas y hacer como si nada pasara con un tufillo de resignación. Tendremos que seguir escuchando o leyendo declaraciones como aquella que dice que… a los delincuentes habría que llevarlos a las minas de Oruro y Potosí para que aprendan lo que es trabajo… mi hija, ¿acaso los mineros son delincuentes?, ¿será que los que trabajan en las minas están aprendiendo lo que es trabajar?, pues al día siguiente tuvo que retractarse y decir “entonces que vayan a las zafras!!”, bueno, ahora los mineros no son los delincuentes sino los zafreros, a esta niña da ganas de abrazarla, despacito, despaciiiito hasta que le blanqueen los ojos y deje de respirar. Eso pasa cuando una Miss Patujú quiere entrar en política, da ganas de decirle, mamita, calladita te defiendes más, cierra la boquita, suelta la sonrisita y bate las pestañitas, que siempre hay incautos que caerán así.

También está la candidata que dice en la propaganda “como ustedes se habrán dado cuenta, sus madres, sus hijas y hermanas son mujeres como yo”… la puta madre, mirá que no me había dado cuenta, ¿en serio?, no manches desgraciada, pero bueno, pensaba todo eso en un segundo porque ya no seguí prestando atención a la charla hace rato ya que salió a la luz (entre voces levantadas, dedos apuntando al cielo, puños en alto), la belleza de la mujer, la tradición de tener a las misses, la importancia en la sociedad, la envidia de mucho (o pocos), la representación a nivel internacional (cual representación, absurda idea), el papel que juegan las "misses" en al sociedad (zoociedad?), etc..

A esas alturas levanté la mano diciendo… ¿y nosotros los feos?, este… nada, nada…



miércoles, 17 de marzo de 2010

LIBERTAD



Hace unas semanas, un amigo cercano, me llamó a su oficina a tomar un café y hablar un tanto de política, un tanto de economía pero más que todo de la vida personal y el cómo a pesar del tiempo no habíamos perdido contacto. Era una noche calurosa, como las que estamos teniendo estos días, treinta, quizás treinta y un grados. Su estudio está decorado con un montón de libros (originales por supuesto) meticulosamente dispuestos, no por orden alfabético ni por tamaño sino por fecha de adquisición y lectura.

Hablamos de aquellos autores que nos fascinan, los que odiamos y los que pasan indiferentes, hablamos de su esposa, de mis deslices (un poco más evidentes estos días), de sus hijos y del mío, de lo ágil que se ha puesto la vida cuando superamos cierta edad, de nuestros éxitos y fracasos, de los viajes y la salud que poco a poco se va resquebrajando, casi imperceptible, en forma silenciosa. No debió pasar las once de la noche cuando se dirigió a un escritorio pequeño al fondo del salón y abriéndolo extrajo un cuadernillo con apuntes a mano, “léelo acá, no te tomará más de tres horas, quiero tu opinión, te lo entregaría para que leas con calma pero prefiero que sea acá ya que mañana me desnudo ante todos”. Mientras empecé a leer en silencio, él se acomodó en una de las esquinas, cogió un libro y estuvo revisando con calma absoluta, solo una copa de whisky y un habano lo acompañaban.

Siempre supe que era gay, nunca fue un problema ni influyó nuestra amistad, no tenía porque hacerlo. Ese escrito, podría decirse autobiográfico, era parecido a una novela, cargado de dolor, de angustia contenida, las palabras reflejaban una total incomprensión no sólo a nivel familiar sino también de los amigos, la exclusión de la que fue parte durante el descubrimiento de su sexualidad, la amenaza paterna, el llanto materno, el apoyo de su única hermana, la vida en colegio, universidad, su matrimonio disfrazado, sus dos hijos, aún pequeños, la oficina y sus monotonías. Resaltaba a medio texto, las relaciones con otros hombres, sus “viajes de negocios” con sus compañeros sentimentales, el detalle explícito de las relaciones sexuales, los miedos iniciales y la entrega total en los años posteriores, describía sus primeras emociones, llegaba a un tono que no alcanzaba la vulgaridad, pero bastante explícito en cuanto a la descripción.

Eran las tres menos cuarto de la madrugada cuando terminé de leer la última página. “Deberías publicarlo”, dije. Un silencio de segundos fue roto con un “no es para publicar, es una expiación de todo y hacia todos, incluido yo mismo, una expiación de mi yo interno”.

El primer libro que leí sobre relaciones bisexuales fue “Los amigos que perdí” de Jaime Bayly y debo reconocer que fue un tanto fuerte para lo que estaba acostumbrado a leer, algo que no concebía, pero que luego, con el pasar de los años, conociendo gente y haciéndome amigo y por cosas de la vida, llegar a cuestionamientos propios, descubriendo así otra faceta de la vida, de mi vida. Muchos de los pasajes relatados en esas páginas fueron adoptados en silencio por mi persona, los miedos, las dudas, los cambios que significarían, todo en silencio, todo en hipótesis, absolutamente todo en el anonimato.

Fue una despedida, un adiós de su vida, un silencio sepulcral llenó la sala el día siguiente, estaba entre los elegidos para ese strip tease del alma, la despedida de su esposa, de sus hijas, de la familia y los amigos, de esa casa que adoraba y odiaba a la vez, de las cenizas de su madre que yacían en una de las habitaciones del fondo, se despedía simbólicamente el ciudadano modelo estos años, de todos, no le importaba el qué dirán, cumpliría con Ángela, con sus nenas, con su trabajo, el ser padre y amigo, con todo. Nadie levantó la voz, nadie reclamó, nadie acusó, lo abrazó, lo abrazaron como debe ser, sin melodramas, sin nada que nos lleve a un lugar que no deben llevarnos por cosas así.

Hoy que ha pasado unos días, sentado frente a este cúmulo de letras, me cuesta creer que las cosas han cambiado, aún hablamos cada cierto tiempo, aún reímos con nuestros deslices, nos fumamos unos cigarros en algún café del centro, tomamos un café cortado y a veces un whisky si el tiempo está frío, seguimos hablando de fútbol y política, continuamos leyendo los mismos libros, comentando las mismas noticias… y es que para nosotros, las cosas no han cambiado.

domingo, 7 de marzo de 2010

UNA CHARLA COMO MUCHAS...

¿Aquello que brilla en el cielo, son estrellas?
Si, bueno, algunas son, pero la mayoría no, es la luz que se refleja en ellas las que llegan a la Tierra
¿Qué, se murieron todas?
Es una forma de decir, explotaron, pero la luz tarda años en volver a nosotros.
¿Pero acaso cuando uno se muere, no va al cielo?
(Una mueca de ignorancia) Si, pero las estrellas no van al cielo.
¿Y las palomitas?
Ellas si
¿Y nosotros?
También
¿Cuándo vos te mueras, vas a ir al cielo?
Sí (de reojo miro hacia abajo, quien sabe para donde vaya a recalar)
(Ve una paloma parada en un árbol) Cuidado palomita, estás muy alto, te puedes caer. ¡Qué palomita más tonta!
…… (me gusta la inocencia de mi nene)
¿Me compras unas figuritas de Ben 10?
¿Y quien es ése?
¿No sabés?, Ben 10, ¿no lo viste nunca? (dice mientras con su mano izquierda se toca la cabeza, cierra los ojos y hace un gesto de desaprobación)
Ya, ya. ¿Vos crees que sello plata?, ¿de dónde crees que saco dinero?
Del bolsillo de tu pantalón, de atrás. Si no tienes, vamos a un cajero, ahí hay harta plata.
… (me conmueve la respuesta). Ya, pero sólo 10 pesos
¿Y luego nos vamos a la Burguer?
¿Tienes hambre?
No, pero el juguetito que dan con la hamburguesa no lo tengo
¿Sólo por el juguete?, te puedo comprar algo acá
No es lo mismo papá, allá los juguetes son únicos
…(Si sabrá que los hacen en serie y “Made in China”)
¿Nos vamos en taxi?
¿Y porqué no en micro o a pie?
Es que soy muy chiquito y está lejos, mis pies están cansados
¡Manipulador!
(Ríe en silencio)
Vamos (reviso el bolsillo y separo los quintos para irme luego en micro).


EXTRAS:

El último terremoto en Chile lo sentí como propio, allá vive mi hermana, mi otra hermana (la menor) viajó para el Festival de Viña y le tocó pasar según dice "los peores momentos de su vida".

"No son los gritos inhumanos los que dan miedo, son aquéllos gritos demasiado humanos los que me lleva a un grado de semi-inconciencia brutal"

Un saludo a todo Chile, nuestros (y mis) pensamientos y ayuda moral está con Uds.