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miércoles, 10 de noviembre de 2010

EL TROPEZÓN

En La Paz hay un antro (putero) llamado Tropezón, está en la calle Vicente Ochoa (o lo estaba cuando vivía allá), un antro donde el que no cae, resbala, una puerta metálica en el ingreso, un pasillo largo que había que entrar rapidito para que los vecinos no lo vean a uno, subir unas gradas, previa invitada de un pucho a don Esteban, que aún con sus años sacaba nomás de un puntazo a los metelíos. Por igual uno encuentra a k’epiris, auteros, borrachos, universitarios, ejecutivos, presentadores de noticias o alguno que otro político dándose una vueltita de popularidad, para contar al día siguiente entre los camaradas que fue al Trope y se cogió a la Perucha.

Las mesas y sillas pedían su retiro definitivo, pero la Euge nada, les echaba un trapo mojado encima y les sacaba brillo hasta que a veces uno podía verse clarito reflejado en ellas, si hacía frío encendían la calefacción, consistente en una estufa alimentada por una garrafa en medio del boliche. Si explotaba, luego los pacos deberían entrar a recoger a montones los cuerpos de las filomenas y parroquianos que tranquilamente podían pasar de la centena.

Estaba el Beto, a quien conocí en una de las cantinas de la Buenos Aires y desde que nos sentamos y lloró por una de sus birlochas, nos hicimos amigos, bastaba que le llamara unas horas antes y me tenía listita una mesa en un lugar estratégico, donde podía ver tranquilamente y sin que nadie moleste, el menear de caderas, quien entraba y salía y si llegaba una buenota, ser el primero en agarrarla y llevarla a la mesa. Con diez pesos de propina se conseguía eso y si le daba diez pesos más, traía un vaso realmente limpio y no enjuagado con otra cerveza en la barra.

Había días que no pasaba nada, ni fu ni fa, no había ambiente y entonces uno tenía que retirarse a otro boliche por Tembladerani, pero también estaban los días, especialmente viernes y sábado, que uno la pasaba bien con cincuenta pesos, toda la noche metiéndole duro a las chelitas y al pucho, mientras las imillas le metían como descocidas a la charla, a maquillarse, a ver si entraba uno de sus clientes VYP (vejete y putero).

La Mafalda, una mujer que rondaba los cuarenta años, minifalda siempre negra, saquito rojo y maquillada como Dios manda, vigilaba a las muchachas, que ninguna fuera manoseada, insultada ni jaloneada por los borrachos que como opas miraban desde la entrada o gritaban desde sus sillas cuando ya el dios Baco había hecho presa de ellos. En el fondo era buena gente aunque a veces te metía mano sin más ni más o se bebía de un trago tu chelita (siempre fiel, la única fiel) y entonces te decía: ésta naranjas fantas en la cama, esta otra anda con la visita del cartero, aquella otra está con una venérea hace tiempo, si te la coges a ésta viene su macho y te revienta un botellazo en la nuca, ésa tiene los pechos cero, etc..

Los baños eran cosa aparte, olían a lavandina, naftalina y orines, no sé cual era más fuerte. A veces se formaban filas para deshacerse de los líquidos corpóreos que sobraban y si uno se tardaba mucho, su mesa ya estaba ocupada por otro y ni a quien reclamar porque la indiada es jodida y cuando está borracha peor todavía, rompía una botella en la mesa y meta a la pelea, se podía formarse un desmadre, navajita en mano incluida, para esas ocasiones estaba el Beto, que cuidaba como perro mastín la mesa de uno.

Trabajaban en sus buenos tiempos, la Perucha, la Cuchipampa, la Miss Chijini, la Risitas, la Hortensia, la Paola, la Panchita, la Rosío y otras que no recuerdo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

PUTEROS I (GÁRGAMEL)



El 98 lo conocí en uno de los antros que están por la Vicente Ochoa, por entonces caminaba con el Gato Félix, quien no tenía rábana idea de esos locales, todos clandestinos, pero si traía quivos, que en sí es lo que más importaba. La puerta del club era de madera vieja, a partir de las once de la noche estaba entreabierta y salía un olor que pocos aguantaban más de un par de minutos, claro, estando un poco más uno se acostumbraba y pasaba el resto de la noche como si nada. Parado en la entrada Gárgamel recibía a mil y gil, una cortina de tela vieja y con manchas de sangre seca, daban la bienvenida. Adentro, un juego de foquitos de navidad adornaba cada ambiente y en el rincón una puerta metálica daba a un patio donde había un hoyo en la tierra que los parroquianos usaban como baño turco y un par de latas de manteca servían de urinario. 1,85, gordo, cabello crecido, más feo que pegarle a la madre en el día de la madre, chompa gruesa, color negra, zapatos estilo militar, un bigote descuidado y arrugas en la frente, esperaba clientes o borrachos que rematen la noche, preguntaba si tenían plata, los miraba de pies a cabeza y si daba pinta los dejaba entrar, sino los agarraba del cuello y los empujaba a la calle, previo escupitajo en la cara y los insultos más soeces que he escuchado hasta ahora.

Eran tres ambientes, todos con sillones anchos y frazadas que cubrían los huecos que tenían tamaños desde pequeños hasta los que si uno se descuidaba terminaba en el piso, casi todos tenían pulgas por lo que era normal andar rascándose toda la noche y al llegar a casa echar alcohol para apaciguar las ronchas. Las filomenas (putas) estaban sentadas tomándose un trago barato o fumándose un cigarro que los parroquianos les invitaban, hablando entre ellas y riendo sin la menor vergüenza.

El Gárgamel vigilaba desde la entrada todo, se paraba al costado de una garrafa conectada a una estufa que daba calor, un vaso con tirillo en la mano y secando vaso a vaso como descosido, era un hijo de puta cuando quería, lo vi romper narices como nueces sin el menor asco o de un gancho quebrar costillas hasta dejar a los desprevenidos, doblándose de dolor en el piso, pero con los más amigos o los clientes asiduos se portaba bien, invitaba la primera ronda a cuenta de la casa y hasta recomendaba las chicas más nuevas y las que no tenían enfermedades venéreas, claro, antes de trabajar ahí, todas tenían que pasar primero por su cama, por lo que sabía cual era más filomena que otras.

Un domingo cuando caminaba con unos amigos me saludó, cruzó de acera y en tono firme dijo “Cristian*, hay dos nuevas y ya sabes que la primera botella va por mi cuenta”, me dio un abrazo y siguió caminando en zeta agarrando en una mano la botella casi vacía de tequila y en la otra una hamburguesa de a luca medio verde.

Hace un par de meses fui nuevamente por la Ochoa y supe que tenía tres locales nuevos, una debajo el Puente Avaroa, donde también le eché a los tragos algunas veces, otro por el Cementerio y otro por La Ceja de El Alto. Está más viejo, más cabrón y después de estos años casi ni me reconoce..



* Mi nombre de batalla
** Todo lo escrito es 100% real.




miércoles, 23 de diciembre de 2009

DE PUTAS, PUTOS Y PUTEROS

Es la primera entrada que hago directa, llana y en bruto (ja!), sin correcciones, sin mejoras, sin anestesia.

1. Tengo una amiga y un cuatecito que manejan chicas por catálogo, intermediarios en el manejo y "acomodo", desde los 18 a 25 años (si digo que manejan desde los 16 me meto en problemas y a ellos tb. desde los 18). Muy gentilmente de tanto en tanto y con unas copas encima, veo los catálogos y otros detallitos a los que muy poco tenemos acceso. Son "chicas bien", habrá que ver qué se entiende por "chicas bien", de colegios "bien", de universidades "bien", mierda, que palabrita.

2. Hasta ahí no hay mayor anécdota, lo extraño es que ellos han dado mi número celular (no el de batalla con el que salgo a jaranas ni el secreto, donde me llamo Rodrigo ja!), sino el oficial, ése que la corteja maneja a veces por días enteros. Claro llaman y preguntan por Rodrigo y ella con un amable "equivocado" cuelga. No es raro las primeras dos o tres llamadas, pero cuando pasa 10 veces al día, la cosa se pone seria.

3. Surge la duda, si me llaman es porque requiero sus servicios?, pues no, simplemente que con estos cuates salimos a tomar unas cervezas y a veces "ellas" se suman a fiestitas privadas en mi depa o algún hotel de la ciudad. Una explicación razonable? no me lo cree ni mi amigo PATO (agente secreto encubierto).

4. Por mi casa abrieron una discoteca, fui a la inauguración hace 3 semanas, a eso de las 2 de la mañana me parecía raro ser el único asesino del lugar, hechas las averiguaciones, era una discoteca solo para lesbianas, ándale desgraciado, no se me ocurrió preguntar antes. Claro, se me ocurrió decir, debajo de este cuerpo hay una lesbiana atrapada, pero no carajo, tuve que tomar el trago en la mesa y querer salir, pero para entonces ya era amigo de dos peladas bellísimas. El sacrificio valió la pena.

5. El desmadre que se armó cuando la corteja encontró en uno de los bolsillos de mi pantalón una tarjeta de un nigth club conocido acá y un número de celular con "nick" incluido. Lo encontré tirado en la calle y me llamó la atención, tiene un calendario en la parte posterior, lo traje para ti y veas que tú eres más linda, viene con una estampita de San Judas Tadeo, mirá que bonita... nada carajo, ninguna explicación valió la pena ni convenció, un análisis de sangre de por medio y luz ultravioleta dijeron que era completamente inocente. No hay crimen perfecto. Lo raro del caso es que si encontré la tarjeta tirada en la calle y por curiosidad la levanté y guardé.

6. Carolina, una brasileña mayorcita (27 años) ha estado llamando casi diario para ofrecerme sus servicios (paquete completo), al ver mi desinterés y solo amistad de por medio, salió el nombre de su hermana menor, la "más menor" y como enganche ciertos juguetitos, pero naranjas fantas, no me gusta ser castigado con un matamoscas en las nalgas ni que me coloque ganchos de ropa en el pecho, claro, si hay látigo de por medio lo pensaría ja!.

7. Hay dos chiquitas de 18 años que no sé como diablos encontraron o dieron con mi celular que andan ofreciendo sus servicios de forma generosa, (estudian en la UTEPSA), dos por uno, 50% de descuento, incluye preservativo (sabor xxx), de 20:00 a 21:00 "hora feliz", que "mamanuelas", que viejito pascuero, que cositas, que vainitas, naranjas, esteee JJ, te animas pelea estilo mexicano a tres caídas cabellera contra máscara??, vos con una, yo con otra y luego cantamos unos villancicos??

8. Me invitaron a la inauguración de dos locales nuevos, mierda, en esta ciudad hay más burdeles que hospitales, colegios, postas sanitarias, canales de televisión, restaurantes (todos juntos). Gracias a los amigos que me invitaron, estaré presente en primera fila.

9. A tu pregunta "nena" sobre: "alguna vez viste llover dinero?", pues no sé si llover pero cuando una "bailarina" hace el baile del tubo, si cayeron algunos billetes en mi cabeza ja!.

10. Si vos hermanita, mami o papi o vos flaquita estás leyendo esto, no soy yo, es un cuate que está dictándome esto y tengo una quimsacharaña (chicote) en la nuca. Lo hago contra mi voluntad (si, claro!!).

Que vainas, feliz 2010, la navidad es todos los días, la felicidad debe ser la misma todo el año. Habrá un último post la sgt. semana y luego de vagacioneeeees en Santiagoooooooo, yupiiii, peperepepepe, peperepepepe.... Viña ya voyyyyyyyyyy, Santiago queridooooo, Santiagoooo.... snifff... navidad y año nuevo solo, que le vamos a hacer, un sacrificio. Viejito pascuero... dale... me porté bien.
EXTRAS:
Todo lo mencionado, es como lo recuerdo, hay inocencia de por medio?, claro que si, sino vean mi mirada (de borrego a medio degollar)
No es raro escribir sobre ciertos temas que parecen subiditos de tono, es más común de lo que creen señoras y señores, para las mujeres hay un club exclusivo que se llama MADAME, la visitaron todas las amigas que tengo, todas. Pa que nos vamos a hacer, así es la vida.
Un año más, un año menos, un saludo donde quiera que te ecnuentres, vos sabes que eres tú, o no eres tú?.

jueves, 13 de agosto de 2009

PAOLA

I.
Concluyó el taller de arte creativo Autoexigencia I, rescato muchas cosas, las críticas constructivas, las dudas razonables, la diversidad en la escritura, los estilos marcados. No voy a cambiar mi estilo, no me considero seguidor de ninguna corriente, porque no leo corrientes literarias, soy un simple lector que consume lo que cree va a gustarme. Estoy interesado en la literatura japonesa (no la comercial), un par de textos llegaron a mis manos y espero dar fin las próximas dos semanas. No me gustan las vacas sagradas, García Márquez, Vargas Llosa, no les gusta que no me guste, odio los tecnicismos, las miradas con lupa, los espacios interlineales, tengo aire rebelde en las venas, en silencio, los miro, escucho, no comento, escribo y listo.

II.
Antes tenía respeto por los lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, tenía respeto, el descontrol ha llegado a su punto máximo, esta semana ha sido por demás agotadora. Lunes en la inauguración del night club, ocho y cuarto de la noche, número 23 dice la puerta, suena el timbre, un chico de no más de 21 años me hace pasar a una sala de lo más lujosa y a medio iluminar, está lleno, hay “gente bien”, un vaso de champagne, uno de vino, elijo vino, sentado en un rincón pienso que algo le falta, me distraigo con unas revistas sobre las mesas, se acerca un señor, tendrá 40, 45 años, comenta que el lugar es lujoso y la invitación la recibió hace dos semanas, su mujer ha viajado. Los baños limpios, la atención impecable, salen ocho chicas, se paran delante nuestro, elegimos dos por cabeza, piden vodka, whisky, margarita, dice una, prefiero un whisky, Paola habla, cuenta que va a cumplir 20 y espera que alguien le regale un peluche de su tamaño (1,70 aprox.), sus papás divorciados viven lejos, por el Parque Industrial, estudia en la universidad y para pagar sus estudios ha elegido esto, tiene dudas, miedos que con el pasar de los días tendrá que acostumbrarse y hacerse la idea, la invitan a bailar, estoy cómoda, gracias, sólo una canción, agradece y se queda conmigo, no pregunto porque decide quedarse si soy de lo más aburrido, habla de las materias y los horarios dispares, sus amigas son flojas y andan más preocupadas en conseguir cortejo que en estudiar, lo hago por mis hermanos, por mi, quiero ser alguien en la vida, han pasado dos horas, tres horas, bailamos, pregunta cosas personales, invento un nombre, invento una profesión y un lugar de trabajo, cuento de viajes que no he realizado, de imágenes que he soñado, ríe, pregunta, duda, he leído Ladies Night de Ramón Rocha Monroy, conocí un par de lugares, un amigo se llama Villena, es policía, ríe, me abraza, bailamos, me besa, dice que soy diferente, el mismo discurso, la misma salida que suelen tener.

Tres de la mañana, caminamos rumbo a mi departamento de la mano, tiene un cigarrillo en la boca y en la mano una lata de cerveza, me abraza, hace frío y un par de perros juegan en una de las aceras, un guardia de seguridad saluda, alguien ha dejado una pila abierta y el agua corre por la acera, va tres cuadras y se pierde dando vuelta una esquina, llegamos, me disculpo por el desorden, he viajado y me falta tiempo para ordenar, como todo soltero, enciende la televisión pone Telehit, toca Caifanes, se echa en uno de los sillones, quiere que la abrace, quiere fumar algo fuerte, apenas podemos sostenernos en pie, marihuana, ¿coca?, no tengo, pastillas y vodka, tomamos, sentimos que todo da vueltas, la música desaparece de a poco, no recuerdo si encedí las luces o estamos a oscuras, se pone de pie, comienza a bailar, la ropa va cediendo a la piel, un Red Bull, demasiada cafeína, dice que hace calor, tomamos una ducha. Seis de la mañana despierto, está durmiendo, abraza una almohada, se da cuenta que el sol no tarda en salir, se arregla el cabello, no encontramos un broche, da igual, le alcanzo 20 bolivianos para el móvil mirando de reojo la ventana, no, esto no es por dinero, nada ha sido por dinero. Diez de la mañana llama al celular y pregunta si estoy bien, ha sido una noche loca, los efectos de las pastillas y el alcohol van desapareciendo, me doy cuenta que no he ido a trabajar y quizás tampoco lo haga, tomo dos pastillas para reaccionar, entro a la ducha y duermo. Diez de la noche, salimos a caminar, la espero en la esquina, caminamos, intenté suicidarme dos veces ¿vos?, ninguna contesto, estuve sentado en el piso 15 del edificio Ballivián en La Paz con los pies en la ventana pero no quería suicidarme, solo quería probar la sensación, me muestra las muñecas, los brazos, tiene marcas, la abrazo, me abraza, saldremos el viernes, no me importa nada, es un trabajo como todos los demás.

III.
Estoy de muy mal humor hace días, los hombres también tenemos nuestros ciclos así como las mujeres durante la menstruación tienen unos cambios brutales, los hombres, cuando pierde nuestro equipo, tenemos esos ciclos de depresión; no es fútbol, es vida, la vida monótona, nada parece funcionar, espero estar en Santiago a fin de año, Corumbá en octubre, quizás Montevideo en febrero, sigue el empute, nada parece funcionar.

VIERNES 14.08.09 (Actualización del post)


I.
Mi infinito agradecimiento a Giovanna Rivero por canalizar las letras que escribo y con una crítica verdaderamente constructiva mostrarme que todo en la vida puede mejorarse. Gracias mil.

II.
Jueves, 20:30, puerta 23, busco a Paola para saber si lo que ha pasado el día martes ha sido un flash o hay algo más ahí, la veo, está linda como la recuerdo y en sus ojos está la luz que me ha cautivado y hace que me pregunte si vale la pena mezclarse en una “relación” que un 99% de la razón indica no debo seguir. Me ve, se acerca y charlamos un rato, pregunta cómo estoy, pregunto cómo está, nos sentamos y hablamos con la verdad, ha dicho algunas mentiras que ha sabido disfrazar muy bien así como he dicho mentiras que he sabido aclarar, a diferencia de lo que uno cree nadie dice la verdad absoluta, solamente la confianza lleva a desentrañar algunos misterios y poner en evidencia lo que no es. Tomamos una cerveza, se vuelven dos, tres, cuatro, pierdo la cuenta, José está con otra niña que parece buena onda, no me preocupo, suena en la rockola las canciones que vamos colocando una a otra, he perdido la cuenta de cuantas monedas van, hemos monopolizado el lugar y en sí todo el local, es bueno ser exclusivos de vez en cuando. Son las cinco de la mañana y no quiere que me vaya, no me quiero ir, decidimos empezar a salir, solo el tiempo dirá que pasa, es mejor arrepentirse de lo intentado que arrepentirse de lo que pudo ser y no fue.

Quedamos en palabras que esta noche hemos de aclarar y definir en que situación estamos, dice que quiere salir, compartir, pasear, me cuesta creer, dice que me quiere, nadie puede decir que no hay dudas, esta noche hemos de aclarar.

III.
El mal humor va pasando, creo que fue cosa de un par de días, no puedo pedir más, quienes me conocen dicen que no puedo pedir más, tienen razón, no hay silencio, no hay ruido es una mezcla de sentimientos dispersos que tengo que definir el lugar que le voy a dar.

jueves, 9 de abril de 2009

QUÉ PUTAS (PARTE II)


Entre tanto aburrimiento y recorrer cada rato el boliche en cuestión, decidí pensar un ratito en mi vida, en lo bueno y malo (como todo buen borracho), dedicarme de lleno a aquella novela que empecé a escribir hace un buen tiempo y la mantuve en el olvido. Apoyado en el mesón de la barra le seguía metiendo, un vaso, dos, dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciseis, ya ni sé por cuantos iba.
Un chiste: “Una niña entra a la tienda de animales y pide un conejito, pone unas monedas en el mostrador. El dependiente se enternece con la chiquilla y le dice: - ¿Quieres un conejito blanco y abrazable o un precioso conejito color café caramelo?. La niña titubea y contesta: - Eh... no sé... ¡pero no creo que a mi víbora le importe!”.

Veo el reloj, son las cinco y media… ay carajo y sigo sólo mientras en la mesa los veo abrazados, intercambiando fluidos salivales y apechugados como si hiciera frío, par de degenerados. Hablo con el barman y me cuenta de su vida, de la fundación del boliche por un tal Lic. Rosales hace un par de meses, lo buena que está la música y de los éxitos de La Banda Lechuga, su última prendida con la mesera que cada que pasa le guiña el ojo, que “la Lorena está de putas” y yo sigo viendo al par de pornográficos en la mesa.

Como ya van a dar las seis, me acerco y le muestro el reloj, él me muestra la chica durmiendo en su hombro (ganaste desgraciado), me quedo callado y vuelta a la barra y los whiskys (¿en cuántos iba?). Medio adormilado por la música, se me acerca el “tigre” con una sonrisa en los labios diciendo “ahora sí, podemos rematar” (la pucha!!! que no era éste el remate?). Agarramos un taxi y “jefe donde usted nos lleve está bien, aquí tiene cincuenta pesos”, terminamos en el tercer anillo interno esquina Virgen de Cotoca. Ya a esas alturas no sé si temblaba por el trago, el frío, lo que entendía mi amigo por “remate” o por el perro que el “maestrito” acaba de arrollar, ni un guau del pobre animal (del perro claro está)

Una casa de lo más normal (con ventanas y puertas) y bueno ¡¡¡qué remate!!!, previo desfile de modelos en traje de baño (y/o ropa interior), unos drinks (sería el trigésimo vasito?) y moneda al aire le digo “cara pierdes, cruz gano” y como estaba ya pa pocas acepta. Salimos como a las nueve de la madrugada, abrazados cantando “viva viva mi San José…” . Me comentó que a (Sofía?, Sonia?) le había invitado a viajar a La Paz, pasaje ida y vuelta, unos generosos viáticos y estadía en su departamento, me mostró un collar, un brassier y una tanga de quien sabe quien, vaya una más a tu colección “tigre” (si mi madre leyera esto).

Por mi lado lo único que saqué fue un buen dolor de cabeza, un tufillo de nostalgia y unas letras aprendidas de Bronco (El Gigante de América).

martes, 7 de abril de 2009

QUÉ PUTAS!!! (PARTE I)



Este fin de semana tuve una de esas salidas locas que suelo repetir muy de vez en cuando para no perder la costumbre y que mejor si está impregnada de un toque macabro (adoro esa palabra).

Como siempre (con un amigo venido desde el más allá) empezamos con una cerveza de por medio a ponernos al tanto de su vida y la mía, un poco de esto un poco de aquello, aunque hay tres temas que no tocamos: política, religión y fútbol, más por convicciones propias y porque creo que tenemos marcadas diferencias en las tres, aunque con un tipo como yo (con la locura rebalsando los poros y la conciencia casi en estado comatoso) es difícil ponerse de acuerdo en algo. Entre cuento y cuento surgió la pregunta “haber de bolas, cuanto ganas viejo”, su respuesta (carajazo interno) me hizo reflexionar y consuelo de por medio, que no está mal vivir en una pobreza franciscana como la mía, las cosas suelen ser más simples de lo que pensamos (y menos costosas).

Luego, como es normal, fuimos a unos de esos boliches de espectáculo y diversión (La Paz esquina Republiquetas). En pleno apogeo y con unos whiskys encima le dije “ya vuelvo, la naturaleza llama”, pero dentro el grado etílico que llevaba no me di cuenta que había un pilar de por medio y zaz que le planto un cabezazo de lleno que me deja semi-inconsciente, pero valiendo más el orgullo que nada y ante un eventual “¿estás bien?” no tuve mejor respuesta que “casi me golpeo” (macho macho repito mientras sigo caminando). No me quedó otra que ir al baño, mojarme el rostro y revisar si me había partido el cráneo, corría por mi frente un hilo de sangre o el mareo era producto de los tragos que llevaba encima.

Buen show, buen espectáculo, aunque tengo que reconocer que debido al golpe quedé un buen tiempo con los ojos cruzados y el latido del corazón en la frente y aplaudiendo como mono de feria cuando acababa cada “función”.

Luego de un par de horas (más o menos las tres de la madrugada) fuimos a un local de muy dudosa reputación pero en el que no hubo más parada que una corta visita y saludo de por medio al mesero (muy amigo mío) dimos una vuelta de reconocimiento sin pena ni gloria de la que es mejor ni recordar.

Opinión de los siempre amables taxistas nocturnos y que saben hasta donde murió la tía Pepa (invento o no) terminamos en Buho’s (al menos así dice la tarjeta que aún guardo en el bolsillo), donde vimos un par de morochas desabridas y unos cuantos pibes en estado de descomposición etílica. De pronto me llamó la atención una “pelada” muy simpaticona (lo siento hermano, la ví yo primero), revisé el bolsillo y solo encontré unas monedas de a veinte centavos, un billete de cincuenta y un condón con fecha de vencimiento “2003”. Me dije “oye franciscano, sí, tú, el de la billetera donde suele escucharse un eco fantasmal, cedésela a tu compadre mientras vos tranquilo sigues disfrutando el whisky”.

La llamamos, un beso, Asesino mucho gusto, mi amigo? le decimos “tigre”, una vez en la mesa (Sofía? Sonia?) a petición expresa y bajo frase de “favor no molestar” no me quedó otra que tocar el violín y disfrutar el show de la casa, claro ya a eso de las cinco conocí a una chica paraguaya que se llamaba… digámosle Carla (qué carajo se llamaría no?), la cual por la módica suma de 500 Bs. me ofreció satisfacción garantizada, tuve que decirle “no thank you, pero no” y beso en mejilla irme a sentar a otro ladito porque del antojo del romance entre mi amigo y su prende me di cuenta el sacrificio que hice, espero lo valores “tigre” (a estas alturas no sé el número de vaso, pero si andaba medio jalado).

martes, 24 de marzo de 2009

NACÍ PARA SER PUTA


Yo nací para ser puta, siempre lo supe, desde que tenía quince años ya sabía lo que iba a ser y lo que me gustaba, algunas nacen y otras se hacen, yo nací para puta. La primera vez fue en la escuela cuando uno de mis compañeros me ofreció cincuenta pesos por dejar que le muestre mis partes “secretas”, no fue difícil decidirme y al final no me quedó más remordimiento que haber terminado los dulces que compré, muy rápido.

Siempre lo llevé en la sangre y hoy te lo digo porque no me avergüenzo, es parte de mi vida y es lo que soy. Carlos no lo sabía, porque seguimos en una sociedad machista donde el hombre puede acostarse con cuanta mujer quiera mientras nosotras seguimos sometidas como hace siempre, pero hoy no, te lo digo porque me importas y porque quiero estar contigo, así soy y así seguiré.

Mi primera vez, te cuento esto para ver si de verdad me amas como dices, fue en colegio, ya había tenido varias experiencias con compañeros de curso y me dije si podía sacar provecho a mi “vocación” y sin pensarlo mucho empecé a hacerlo. Como es normal al principio me costó asumir mi nueva forma de vida, pero algo que nunca me faltó es coraje para asumir el reto y hacer de ello una experiencia nueva, maravillosa para mi, porque yo disfruto cada vez, es mi mundo.

Con el tiempo mi vida se hizo pública y tuve que cambiar de ciudad, venir acá donde la experiencia y el tiempo me enseñaron a mantenerme en secreto y satisfacer a quienes aprecian mi profesión.

Hace poco me enamoré perdidamente de un hombre mayor, Carlos, y le entregué lo mejor de mi, en cuerpo y alma, cuando creí que podía confiar y declararle mi amor incondicional le conté todo, me miró al principio riendo, luego incrédulo y después con desprecio y asco. Se hundió mi mundo y la sinceridad que llevo conmigo, murió el amor que había y sin decir palabra me dejó sentada en aquella plaza y hasta la fecha he vuelto a saber de él.

Ahora me preguntas si te amo, la verdad es que si, te amo y es por ello que te lo digo, para no sufrir otra vez, para ver si me aceptas tal como soy, con virtudes y defectos, si me permites estar a tu lado te demostraré y daré todo el cariño que mereces tener y esperaré aquello que nunca tuve realmente, amor. Dejo en ti la decisión y en tus manos mi corazón, si va a ser desprecio o amor solo tú lo sabes, ya dije lo que tenía que decir.