miércoles, 17 de junio de 2009

QUÉ VIDA!!

Ayer mientras llegaba el catedrático de la maestría, las amigas me preguntaron qué había sido lo más “cañón” (jodido) que me había pasado. Fácil.

Tenía 23 años, mi primo 22, habíamos ido a la casa de su corteja, una visita para tomar tecito y conocer a su primita (así 2 contra 2, combate estilo mexicano, a 1 caída, dos si es posible ja!, prohibido ganchos, golpes bajos y la doble nelson). Al llegar nomás los pornográficos empezaron a besarse como descosidos en plena sala, como recién conocí a la primita decidimos subir a su cuarto y revisar unos discos, hablar un rato, qué sé yo revisar el ambiente.

¿Cómo dijiste que te llamas?, qué bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas laralala… Sabía que su madre estaba en la oficina y su padre de viaje así que no había lío, todo estaba fríamente calculado.

Luego de unos 40 minutos, mi mediecita hacía calor, mi zapatito me apretaba y la chica del frente me tenía loco de amor (que imbécil ¿verdad?), en la sala no sabía que pasaba, pero por los sonidos que llegué a palpar, no había lugar a dudas ¡¡par de degenerados!!.

Le jale su pichika (trenza) ella me lanzó piedra, le di cocacho y ella patada en los t’usos, una vez concluido el rito aymara de cortejeo y como es normal procedimos nomás como Dios manda y le entramos a conocernos un poco mejor. De pronto escucho el frenazo brutal de un auto (maldita vecina que había estado viendo todo y llamó a la mami, maldita pinche hija de su madre), escuché… Dayanaaaaaaa!!!, uno de los gritos más desgarradores que haya oído hasta ahora, otro desesperado “mi mamáááááá”, como es obvio salieron a relucir los instintos primitivos (luchar por sobrevivir), intenté ponerme el pantalón, juro que intenté pero había sido el jean de Mireya (la primita) así que me llegó hasta las rodillas, intenté ponerme la polera o siquiera los calzones de diablo que suelo usar cuando hace frío ja! (digo para mantenerme calientito), un despelote.
Escuché un sopapo, así que no me quedó otra que salir por la ventana como Dios me trajo al mundo con la ropa en mano y saltar desde el segundo piso. Gané una dislocada de tobillo, una correteada por el patio de su alegre doberman que creyó era un hueso para enterrar y un susto de la puta madre que hasta ahora se me pasa cuando estoy a solas con la corteja.

¿Mi primo?, por la noche me enteré que al escuchar el llamado maternal y cargar la escopeta (dice que tres balas, habrá que creerle) se dio a la tarea de sostener la puerta con las dos manos junto a Dayana, desnudos, para que la doña no entre, un par de forcejeos y “abrí carajo” de por medio y viendo que no pasaba nada, la mami que (es como el Chapulín: no contaban con su astucia) entró por la puerta trasera de la sala y viéndolos desnudos sosteniendo la puerta, se acercó por atrás despacito, así como alma que lleva el diablo y zaz… a ella de los cabellos una chaskeada brutal y a él un sopapo que creo hasta hoy le aflojó el canino superior y unos ganchos que de seguro le malogró el hígado (porque hasta ahora cuando bebe lanza un quejido). Claro, mi tía tuvo que ir a recogerlo, disculparse, firmar un compromiso que lo hecho no tiene nombre y por suerte tampoco tuvo apellido. Castigados un mes, previo “hijo, no pues como se te ocurre en plena casa…”.

Moraleja: si lo has de hacer o por lo menos intentar, motel has de buscar, si te pillan por sorpresa, así sea en cueros has de abandonar el campo de batalla, ahí no hay solidaridad que valga, uno corre por su vida y listo.

(La historia en sí misma es verdadera)

12 comentarios:

Cecy dijo...

Ja.
Que historia han pasado.
Acá los hubiesen corrido a escobazos, jajajaj

Besos.

Apolo dijo...

Que historia increible, sunpogo que a todos nos pasa, meterse bajo la cama es un de ellas, no paso nada mas bien, pero eso de hacer amistades profundas y jugar de visitante, es grave la cosa, siempre habra un arbitro hijo de su madre para cobrarte el adelantamiento y mandarte en cueros hasta tu casa o que estes durmiendo con el Jilakanta en la Pando (polícia) encarcelado por acoso. A tu primpo le salió barato.

Por eso jugar de local siempre es mejor y con arbitros localistas preferentemente.

Buen post
Bye

Janeth dijo...

Vaya historia, es que cuando las hormonas les zapatean, no hay poder humano que los detenga jajjajajja.

Espero que hayan aprendido la leccion
Besos
Janeth

Lilyth dijo...

ajajajajaja es una de las historias que (gracias a dios) no contaré a mis sobrinos cuando tengan edad, no he pasado por eso jajajaja

Asesino De Leyendas dijo...

Cecy: Aquí la corrteada es con escopeta, si lo sabré... Un beso

Apolo: Y si, más bien queda como anécdota, sólo eso

Asesino De Leyendas dijo...

Janeth: Si, la lección bien aprendida, cuando uno es joven comete cada cosa... ese rato uno no piensa. Un beso

Lilyth: Ah pues, yo no sé si contarle a mi hijo cuando sea más grande, ya que así de chiquito nomás es vivísimo, qué será de grande. Un saludo grande

Wiskani dijo...

jajaj, no hay como estas anécdotas que cultivan y forjan el alma

Vania B. dijo...

jajajajaja buena anécdota.

Espero no tener que firmar ningún compromiso de esos por mis retoños de aquí a unos años.

Un abrazo hasta la ciudad verde y circular.

Asesino De Leyendas dijo...

Wiskani: Si hermano, así es... lo hacen más cuerudo a uno. Un abrazo

Vania: Ah amiga mía, nunca digas nunca, aprovechá los nenes mientras están chicos, yo al mío lo cuido y le digo q cosas no tiene q hacer, ja!, tan chiquito si me entenderá. Un beso

Camélida del Viento dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA parece extraída de una comedia gringa! Lo mejor es que pasó de verits!!! Buena onda, me fascinó eso de: "lo que hiciste no tiene nombre, y por suerte tampoco apellido" jajaja, buenísimo el post ;)

CUCHITA dijo...

Buenisimaaa, casi pude verte saltando del segundo pisoo, excelente historia
saludos

Asesino De Leyendas dijo...

Camelida Fuguet: Bienvenida a mi blog, 100% realese momento fue realmente terrible, ahora sólo me río.

Cuchita: claro, ese rato los nervios a uno lo traicionan, hoy ya es una simple anécdota. Gracias por la visita